En el corazón de Caldas, Aerocafé no es solo un proyecto de infraestructura; es un sueño tejido con esperanza, lucha y resiliencia. Hablar de este aeropuerto es evocar las historias de quienes, a lo largo de las décadas, creyeron en un futuro mejor para nuestra región, con objetivos como reducir la pobreza y generar condiciones de igualdad mediante el desarrollo económico inclusivo.
Hoy, cuando el proyecto avanza nuevamente en la tramitología nacional, quiero compartir algunas batallas libradas, pequeñas victorias que nos han traído hasta este momento y el profundo compromiso de unirnos en el desarrollo de su primera fase.
El desafío de las dudas y la incredulidad. Cuando asumí la Gobernación de Caldas, Aerocafé era un proyecto tan cuestionado como anhelado. La falta de avances en el pasado había sembrado escepticismo entre la comunidad. No fue sencillo enfrentar esa incredulidad, pero entendimos que, más que promesas, necesitábamos resultados tangibles.
Avanzamos en la constitución de la fiducia y posteriormente en la remoción de tierra en las zonas denominadas Hitos 1 y 2, donde se adelantaron obras para la reubicación de las torres de energía. Además, se avanzó en los permisos ambientales para las zonas de depósito de material (Zodme) y se aprobó, en el Concejo, el Plan Básico de Ordenamiento Territorial de Palestina, posicionándola como ciudad aeroportuaria. Iniciamos la construcción de la vía Cartagena-Aerocafé. Asimismo, conformamos los equipos que hoy trabajan en los diseños del puente de La Manuela y de la vía La Manuela-Aerocafé, cuyos recursos fueron gestionados gracias al apoyo de Ómar Yepes, entonces presidente del Partido Conservador.
En agosto de 2022, lamentablemente, la Nación notificó la terminación unilateral del contrato con OHL, que fue un pésimo contratista en diferentes obras del país. Esta noticia fue acompañada por las descorazonadas declaraciones del exalcalde de Manizales en las que indicó que Aerocafé era “un proyecto de las élites”, por presuntamente “no tener apoyo popular”. Días después, los gremios del sector productivo de Caldas ratificarían su respaldo al proyecto, las veedurías ciudadanas recogerían más de 100 mil firmas, y todo aquel que se sintiera identificado con Palestina marcharía por las calles de Manizales respaldando el proyecto. El 2023 preocupó a los caldenses, pues el ministro de Transporte, William Camargo, en su última visita, no aseguró un apoyo para la continuación del proyecto.
Las pequeñas historias que hacen grande a Aerocafé. Este proyecto es, ante todo, un mosaico de historias humanas. Recuerdo a don Carlos, un campesino de Palestina que trabajó en el movimiento de tierra con la esperanza de ver a sus nietos viajar desde el aeropuerto de su tierra. Pienso en los ingenieros que han trabajado largas jornadas bajo el sol y la lluvia, asegurándose de que cada decisión esté a la altura de los estándares internacionales. No puedo olvidar las reuniones interminables con el Gobierno nacional, donde cada argumento, documento y presentación representaban un paso hacia la recuperación de la credibilidad del proyecto. Pienso también en la veeduría ciudadana pro Aerocafé, que ha defendido su municipio en todas las instancias, y en el abrazo “rompe costillas” que nos dimos en noviembre de 2023, cuando se conformó el Área Metropolitana después de 34 años de espera.
La lucha por los recursos y la credibilidad. Convencer al país de que Aerocafé era viable fue una tarea titánica. Con mi equipo, recorrimos ministerios, expusimos ante el Congreso y ganamos aliados estratégicos. Fue una maratón de gestión que exigió persistencia, pero que finalmente logró consolidar la financiación necesaria para la primera fase. Recuerdo el respaldo de la Corporación Líderes del Suroeste Antioqueño y el nacimiento de la Alianza de los 50 Pueblos Paisas. También el trabajo comprometido del exsenador Carlos Felipe Mejía y reconocer el del actual representante Santiago Osorio.
Aerocafé ha demostrado su buena estructuración técnica, resistiendo validaciones y revisiones en todos los niveles y áreas del conocimiento. Este proceso fue respaldado por el embajador del Reino Unido, Martin Collin Reynolds, quien se convenció de apoyarnos a través de la CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. También merece reconocimiento el trabajo de las direcciones de la Aerocivil, desde Juan Carlos Salazar, hoy Secretario General de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), hasta Sergio Paris, experto en estrategia y movilidad.
Caldas está lista para volar más alto que nunca. Aerocafé no es un sueño distante,es una realidad en gestión y esperamos pronto en construcción. Que las pequeñas historias que lo han hecho posible nos sigan inspirando a creer en los grandes proyectos y, sobre todo, en nosotros mismos.