La llegada de Juan Fernando Cristo al Ministerio del Interior, quien ya ha estado en esa cartera durante la presidencia de Santos, podría ser un mensaje del Gobierno de que buscará sumar apoyos para sacar adelante las iniciativas. En principio se dice que será para lograr un acuerdo nacional para después llegar a una Constituyente por las vías planteadas en la Carta del 91. Pero seguramente será para generar una mayoría en el Congreso para sacar adelante las reformas laboral y de la salud, y para volver a tramitar de nuevo los proyectos para renovar la educación.
Es obvio que el Gobierno requiere lograr unas mayorías nuevas para continuar el trámite de los proyectos oficiales, que son muchos y que han generado múltiples tensiones con la oposición. Queda claro que no es un acuerdo con todos, pues en el caso de la ley estatutaria de educación se vió cómo el Gobierno prefirió hundir la reforma concertada con buena parte de la oposición, que pelear con Fecode, lo que lo llevó a incumplir los acuerdos que habían hecho para sacarla adelante con diversos sectores. Así, que es claro que lo que se buscará es una mayoría. El partido de Gobierno maneja muchas inflexibilidades por la diversidad de todos sus componentes, especialmente por las rigideces ideológicas.
Esta mayoría no será suficiente para que se haga la convocatoria de una Asamblea Constituyente que una al país. Y sería lo más adecuado, pues una nueva Constitución requiere que haya un consenso muy amplio y no una simple mayoría. Ya hemos visto lo que pasa en el país cuando se opta por esa vía. No funciona, genera procesos de tensión social y política que son bien inconvenientes. Sería un grave error. Por ello, el anuncio del ministro Cristo sobre la tarea de sacar adelante una Constituyente, es bastante complicado y riesgoso. Pues lo que se ve en el horizonte es que será una simple mayoría. La buena noticia es que se deja de hablar del poder constituyente primario y se plantea utilizar las vías previstas en la Constitución. ¿Pensará lo mismo el presidente Petro? No creo. El ha insistido hasta la obsesión en apelar a vías alternas a las constitucionales.
El Gobierno Petro ha hablado de la posibilidad de convocar a un gran acuerdo nacional; sin embargo, lo ha hecho de una manera intermitente y realmente de forma poco creíble. Llevamos dos años de su Gobierno y es difícil creer que haya un cambio o metamorfosis en su manera de proceder.  Vamos a ver si esta vez sí es en serio. Puede estar envenenada esta propuesta de la Constituyente, pues como lo dijo el nuevo ministro, se plantearía hacerla en el 2026, lo que coincidiría con el debate electoral para elegir presidente, lo que podría generar efectos cruzados inconvenientes.
Si se va a construir un acuerdo nacional, el Gobierno tendrá que asegurar que sea de verdad, diverso y completo. Para que todas las voces se puedan oír y que no sea una encerrona con tufo a autoritarismos. La incertidumbre que produce estar hablando a todo momento de la Constituyente es lo más perjudicial para la inversión. Los inversionistas hasta que no tengan claras las reglas de juego difícilmente toman sus decisiones de inversión. La seguridad jurídica se ve amenazada por estas ideas de Constituyente. Y el Gobierno Petro sí que ha agitado y fragilizado las condiciones de tranquilidad de los inversionistas. Y se ha visto afectado el nivel de crecimiento de la economía. Es decir, la imprudencia política del Gobierno, ha impactado negativamente la economía. ¿Estamos frente a un nuevo capítulo de frustración?