El Eje Cafetero muestra altos índices de competitividad, pero sin los resultados esperados en términos de ingreso. En efecto, los resultados del Índice Departamental de Competitividad (IDC), que anualmente presenta el Consejo Privado de Competitividad, muestran cómo los departamentos del Eje: Risaralda, Caldas y Quindío, están en el grupo con mejor desempeño en estos indicadores que muestran su capacidad para competir. Risaralda está de 5 en el ranking nacional, mientras que Caldas está de 6 y finalmente Quindío está de 9.
Los tres en el top 10 de la competitividad en nuestro país. Sin embargo, en el trabajo analítico de su desempeño el IDC presenta una relación del puesto en el ranking y lo cruza con el nivel de ingreso per cápita, que en la práctica es correlacionar la competitividad y los indicadores socioeconómicos. Allí los tres departamentos que constituyen el Eje Cafetero aparecen por debajo de la tendencia promedio. Es decir, que el tamaño de las economías debería ser más grande.
Inmediatamente, viene la pregunta: ¿Qué es lo que falta? No es fácil responderla, pero sí podemos dar algunas pistas que puedan explicar la situación y que nos puedan ayudar para transformar la realidad actual. Lo primero tiene que ver con la inversión, una economía para que crezca necesita evidentemente invertir. Es por ello que departamentos más dinámicos en términos de inversión están muy por encima, tales como Antioquia, Valle y Cundinamarca. Por lo que hay que enfocar fuertemente en la consecución de inversionistas. Allí se deberían concentrar los esfuerzos: en atraer inversionistas.
Una segunda explicación es que estos departamentos son expulsores netos de capital humano. Especialmente la población entre 20 y 34 años, en la que se puede observar que hay una mayor tendencia a irse a otra ciudad del país, especialmente a los principales centros urbanos. El esfuerzo educativo que allí se hace fortalece otras ciudades con mano de obra cualificada en muchos de los casos. Esta fuga de capital humano puede estar pasando igualmente factura en términos de pérdida de posibilidad de crecimiento económico. En el campo de la demografía se ve por ejemplo en el departamento de Caldas, donde el porcentaje de la población por debajo de los 20 años comenzó a caer sostenidamente. El impacto de la pérdida de población será aún más fuerte en los años por venir.
El otro elemento que faltaría analizar es el de la tecnología, que si bien estaría muy ligado a la inversión y también a la formación. El Eje es una de las zonas más universitarias del país. Lo que implica que es fundamental ligar cada vez más al sector productivo con el académico.
El IDC es una herramienta comparativa entre departamentos, que permite ver el desempeño frente a sí mismo, pero también frente a los otros. Y debe motivar a observar las buenas prácticas que puedan ser aplicadas o adaptadas para la realidad de los otros departamentos.