El 7 de agosto de 2022 Gustavo Petro Urrego se posesionó como presidente de Colombia. Durante su discurso dijo lo siguiente: “La vida debe ser la base de la paz, una vida justa y segura, una vida para vivir sabroso para que la dicha y el progreso sea nuestra identidad”. Dos años y seis meses después estas palabras perdieron su valor y el cambio que tanto prometió quedó convertido en pobreza, migración y soberbia.
Lo anterior, se puede resumir en la crisis que vive el Catatumbo (Norte de Santander); el encuentro del ministro de Defensa, Iván Velásquez, con Vladimir Padrino; las relaciones diplomáticas con Estados Unidos; la crisis con el Icetex y los problemas de administración en entidades como el Instituto Colombia Agropecuario (ICA) y el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Según el más reciente informe de la Defensoría del Pueblo, 36.139 personas han sido desplazadas en el Catatumbo por los enfrentamientos entre el Eln y la estructura 33 de las disidencias de las Farc. Frente a los hechos, el Gobierno declaró la Conmoción Interior e implementará tres nuevos impuestos que estarán vigentes por 90 días.
La alteración del orden público en esa zona del país hizo que el ministro de Defensa se reuniera con Padrino, su homólogo venezolano, un hombre que es requerido por la justicia de los Estados Unidos por presuntamente pertenecer al Cartel de los Soles. ¿No es contradictorio que Velásquez le solicite ayuda a Padrino para combatir al Eln?
Como si lo anterior fuera poco, el pasado 26 de enero, el presidente Petro tomó de manera desatinada una decisión que perjudica gravemente nuestra economía y los sectores agrícola, manufacturero, floricultor, cafetero y financiero. Además, puso en riesgo millones de empleos de nuestros campesinos y de toda la población. Como siempre, aunque muchos no lo quieran aceptar, este populismo siempre perjudica a las personas más vulnerables.
Los hechos destacados en este escrito demuestran que este Gobierno nos quiere llevar al aislamiento, la dependencia del Estado, la esclavitud y el caos.
Destruyó el sistema de salud; aumentó los impuestos; atacó al sector privado; desmovilizó nuestro ejército; retrocedió en seguridad; recortó las inversiones en todos los sectores sin ningún criterio técnico, solo resentimiento. Todo esto sabíamos que iba a pasar porque lo padeció Bogotá durante la Alcaldía de Gustavo Petro.
Esta caótica situación obedece a una premeditada agenda del socialismo para llevarnos por el camino de la servidumbre. Por esto, debemos unirnos todos los partidos contrarios a esta ideología e invitar a la sociedad civil y a todos aquellos ciudadanos que representan las mayorías silenciosas para que asuman con consciencia y ejerzan correctamente su derecho al voto.
Debemos entender con claridad lo que está en juego para que nuestro voto no sea el producto de las ilusiones, el engaño, los besos y los abrazos, sino que corresponda a una elección consciente en favor de nuestra Patria.
***
Posdata: el Partido Conservador en pleno debe apoyar y cerrar filas alrededor del presidente del Senado, que ha sido presidente de nuestro Partido, el senador Efraín Cepeda. ¡Todo nuestro apoyo!