La tecnología es clave para sectores como la educación, la salud y el turismo, especialmente con la creciente inclusión de la inteligencia artificial en la sociedad.
Estas herramientas no solo buscan optimizar procesos, sino también garantizar que las comunidades puedan acceder al desarrollo. Sin embargo, en Colombia, la conectividad no cumple con los estándares necesarios para impulsar estas transformaciones.
Un informe reciente del Barómetro de Riesgos, de Allianz 2025, señala que los incidentes cibernéticos son la principal preocupación de los empresarios colombianos, superando incluso el debilitamiento del orden público y los cambios legislativos.
Esto evidencia que el sistema económico nacional está alarmado por la falta de adaptación tecnológica y las bajas inversiones para fortalecer el entorno digital.
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) también ha sido crítica con el desempeño tecnológico del país, ubicándolo en los últimos lugares en acceso a internet, cobertura de banda ancha y adopción de tecnologías digitales, este rezago no solo limita el crecimiento económico, sino que perpetúa las desigualdades entre el campo y la ciudad, ampliando brechas que deberían reducirse en el siglo XXI.
El Gobierno del presidente, Gustavo Petro, no ha priorizado soluciones tecnológicas que conecten a las regiones con mayores dificultades, el departamento de Caldas no es la excepción, donde permanece la mala conectividad, tanto en infraestructura vial como en telecomunicaciones, siendo un obstáculo para el desarrollo territorial.
Muchas veredas aún no tienen señal de telefonía e internet, dejando a las comunidades rurales aisladas. Este problema afecta a los campesinos, limitando el acceso a una educación de calidad y repercutiendo en su bienestar.
A pesar de la gravedad del problema, los alcaldes caldenses enfrentan grandes barreras para abordar esta desconexión: los recursos disponibles son insuficientes, y las inversiones en tecnología suelen quedar relegadas en los Planes de Desarrollo locales, esto agrava las desigualdades y genera un contexto adverso para diferentes sectores, como por ejemplo el turístico y el agrícola.
Visitando los municipios y en dialogo con las comunidades, muchos ciudadanos expresaron su frustración por la pésima calidad de los servicios de telefonía e internet, señalándolo como uno de los principales retos en los territorios; incluso en las cabeceras urbanas y en los centros de comercio, los problemas de señal son constantes.
Solo por evidenciar una situación, en municipios como Samaná, Marulanda y Pensilvania son frecuentes las interrupciones en los servicios, dificultando la competitividad y las oportunidades de progreso.
Transformar la conectividad en Caldas y en Colombia es una tarea urgente y necesaria. De no hacerlo, las brechas sociales y económicas seguirán ampliándose, condenando a miles de personas a una exclusión que resulta inaceptable en la actualidad.
El Gobierno nacional debe asumir su responsabilidad y entregar soluciones efectivas que fortalezcan la infraestructura tecnológica de los municipios, la tecnología debe convertirse en un pilar para el desarrollo del tejido empresarial, el mejoramiento de la educación y la calidad de vida de las comunidades; en lugar de ser un recurso para fines políticos, financiando campañas personales o eventos innecesarios.