Finalizó el primer año de los cuatro que componen el período de gobierno de los actuales alcaldes y gobernadores, y en cumplimiento de la Ley 1757 de 2015 se llevaron a cabo las audiencias públicas de rendición de cuentas, escenarios en los que los mandatarios expusieron las acciones realizadas durante la vigencia 2024.

El gobernador de Caldas, el pasado 14 de diciembre, presentó los proyectos ejecutados durante su Administración en un evento cargado de simbolismos, realizado en el barrio La Enea de Manizales, dónde ejerció su actividad como médico. Como es costumbre en la Gobernación de Caldas, se seleccionó un eslogan para enmarcar la Administración de Henry Gutiérrez: “Caldas feliz”.

Durante su intervención, el gobernador expresó que su mayor propósito era que “los caldenses fueran felices”; sin embargo, no ofreció detalles sobre el enfoque de su estrategia, ni explicó cómo su administración evaluará si las comunidades están logrando la felicidad gracias a los programas y proyectos implementados.

La felicidad es un concepto que, históricamente, ha sido utilizado e instrumentalizado en la política, desde Aristóteles, en su obra Ética a Nicómaco en la cual afirmó que la felicidad es el fin último del ser humano, hasta la Constitución de los Estados Unidos que establece que el gobierno debe garantizar un marco seguro para que los ciudadanos puedan buscarla. Este término ha ocupado un lugar central en el discurso político.

En la actualidad, algunos países como los Estados Unidos cuentan con índices de medición de la felicidad nacional bruta; por su parte, las Naciones Unidas publica anualmente un índice global de felicidad, en el que Colombia suele ocupar los primeros lugares y esta noticia recurrente en medios nacionales suele atribuir esta condición a diversos factores, aunque nunca a la gestión de los políticos.

Si bien la Gobernación de Caldas logró avances que beneficiaron a las comunidades en 2024, el año pasado estuvo protagonizado por grandes anuncios aún sin concretar, sumado a que en el Plan de Desarrollo Departamental es difícil identificar estrategias claras para resolver las necesidades más apremiantes de los caldenses.

Por ejemplo, los campesinos enfrentan serios desafíos debido al mal estado de las vías, los proyectos de las denominadas “Vías del Hermanamiento” siguen sin materializarse, y la carretera que conecta a Supía con Caramanta permanece cerrada por el riesgo que representa el colapso de un talud. Las vías rurales, en la mayoría de municipios, se encuentran en regulares condiciones.

Asimismo, el fortalecimiento del sector salud, que se planteó como una prioridad del actual Gobierno departamental, continúa sin avances significativos, las condiciones de los hospitales municipales no han mejorado; mientras que sectores como el medio ambiente, la vivienda, el turismo y la atención a poblaciones vulnerables tampoco presentan resultados destacables, a pesar de las urgencias evidentes.

El eslogan “Caldas feliz” plantea una aspiración loable, pero su materialización requiere acciones reales y medibles que impacten positivamente la calidad de vida de los caldenses, más allá de los simbolismos, la ciudadanía espera que los proyectos anunciados trasciendan los discursos y se materialicen en soluciones concretas, sólo entonces se podrá hablar de una felicidad tangible y compartida por todos los habitantes del departamento.