La educación es el principal instrumento para generar desarrollo, por ello es necesario que todos los niveles del gobierno y la institucionalidad del país se concentren en fortalecer la generación, apropiación e implementación de conocimientos que beneficien a todos los sectores productivos, sociales y ambientales de los territorios.

Una de las principales banderas de la campaña presidencial del entonces candidato Gustavo Petro fue fortalecer la educación buscando la ampliación de la cobertura con calidad; sin embargo, después de casi dos años de Gobierno, la realidad evidencia otro panorama. El Ministerio de Educación no implementa acciones que transforman, en ninguno de los aspectos que conforman esta cartera se identifican resultados significativos, por el contrario, son evidentes el atraso en las condiciones formativas, en el bienestar de los docentes, entre otros.

Con la llegada de Petro a la Casa de Nariño se creyó que la educación superior sería uno de los aspectos que resaltaría en su gestión, pero el apoyo a las universidades públicas ha sido débil, buscando ampliar la cobertura de estudiantes de pregrado en 500.000 cupos más, aspecto que demanda con urgencia la sociedad, pero el Gobierno nacional no ha destinado los recursos financieros para esta ambiciosa propuesta, es entonces, que la responsabilidad caería sobre las instituciones, agudizando aún más su preocupante situación económica.

A tres días de ser elegido presidente, Petro les pidió a los alcaldes y gobernadores alistar lotes para la construcción de universidades, a la mitad de su período esta promesa parece que se va a incumplir, sumado a que está cada vez más lejana la meta de construir 26 universidades en Chocó, Cauca, Casanare, Putumayo (…); y aunque estas acciones hacen falta para transformar la vida de miles de colombianos en localidades históricamente excluidas, el Gobierno nacional se ha dedicado a jugar con las expectativas de las comunidades, lanzando globos al aire con propuestas sin estudios, sin concertación y sin asignación presupuestal, toda una improvisación.

Ni qué decir de la crisis desatada en la Universidad Nacional por la elección de rector, desconociendo el Ministerio las reglas establecidas para este proceso, perjudicando a la principal institución de educación superior de Colombia, la cual aún debate acerca de la legitimidad de su gobierno universitario; genera gran desconcierto que una entidad con la solidez académica y administrativa de la Universidad Nacional se vea sumergida en tan grave problema por la arbitrariedad del Gobierno de Gustavo Petro.

Ahora el presidente ha designado a Daniel Rojas como ministro de Educación, un funcionario sin experiencia en el sector y cuyo mérito es ser activista de la izquierda; sin dudas, el enfoque que adoptará será la confrontación del sector, buscando convocar a los actores del sistema en favor del Gobierno, pero no se visibilizan soluciones de fondo a las condiciones educativas.

Mientras tanto, en los municipios de Caldas las comunidades esperan de las autoridades que resuelvan aspectos estructurales de la educación como la continuidad del transporte escolar, la transformación de la infraestructura educativa, la asignación de docentes en muchos establecimientos que no cuentan con el personal necesario, el mejoramiento del sistema de salud de los profesores, la dotación de laboratorios para el incentivo de la ciencia, entre muchos más factores que son competencia del Ministerio de Educación.

Los municipios caldenses solicitan propuestas serias para que sus habitantes accedan a la educación terciaria y aunque los alcaldes con compromiso han adoptado la estampilla Prouniversidad, estrategia que permitirá obtener recursos para garantizar el ingreso a la universidad de miles de estudiantes, hace falta la vinculación del Gobierno nacional para fortalecer esta apuesta por el desarrollo territorial. Además, con esperanza se espera la construcción de la sede agroindustrial de la Universidad de Caldas en Anserma por parte del Ministerio de Educación y la culminación de los colegios por parte del FFIE- Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa, que completan años de atrasos.

Los retos educativos que presenta Colombia y en particular el departamento de Caldas van más allá del activismo por el Gobierno nacional, la grosería y la mala educación del nuevo ministro no pueden ser la constante para afrontar los desafíos de un sector fundamental para avanzar como país y como sociedad.