El año que finaliza estuvo cargado de acontecimientos que transformaron el mundo, el país y nuestra región; cada quien evaluará si, a su parecer, estos fueron positivos o negativos. Recordando la icónica canción “El año viejo”, una composición que acompaña las celebraciones decembrinas de los colombianos desde 1953, quisiera reflexionar sobre qué nos dejó el 2024.

Entre las cosas positivas que ocurrieron en el 2024, exalto el precio histórico del café colombiano, un hecho que generó progreso y bienestar para los campesinos, dinamizando la economía a partir del desarrollo rural. También fuimos testigos de la destacada participación de atletas y paratletas caldenses en los I Juegos Nacionales y Paranacionales Juveniles, celebrados en el Eje Cafetero. A esto se suma la conmemoración del centenario de Marquetalia y el arranque del Área Metropolitana Centro Sur, iniciativas que marcan hitos importantes para la región.

Sin embargo, también fue un año marcado por grandes desafíos, los colombianos conocimos el mayor escándalo de corrupción en el Gobierno nacional: el robo a manos llenas en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), este caso, aún en proceso de esclarecimiento, expone cómo recursos destinados a los más vulnerables fueron desviados. La opinión pública espera justicia y que los responsables paguen por sus actos.

Por otro lado, el presidente, Gustavo Petro, incumplió muchas de sus rimbombantes promesas de campaña, su Gobierno se caracterizó por el despilfarro de recursos en nuevos asesores, la apertura de embajadas innecesarias, la pérdida de los Juegos Panamericanos, el fracaso del Ministerio de la Igualdad y un largo etcétera. Esto, sumado a los bajos resultados en la mayoría de las entidades gubernamentales, dejando gran incertidumbre en los colombianos; mientras tanto, la seguridad continúa deteriorándose y los grupos armados se fortalecen.

En el ámbito departamental, miles de campesinos caldenses padecieron la indiferencia de la Gobernación de Caldas respecto a las vías rurales, las llamadas “Vías del Hermanamiento” son un ejemplo vergonzoso de abandono. Además, no se entregaron respuestas contundentes a los afectados por el fallido programa de construcción de viviendas, ni se dio apertura a las centrales de beneficio animal que llevan años en desuso, y retrocedimos al perder la licencia ambiental del proyecto Miel II; ante este contexto, la Gobernación prefirió destinar millonarios recursos a eventos para autoalabarse, dejando una gran deuda en aspectos estructurales que requieren las comunidades, esperemos que en el 2025 el gobernador, Henry Gutiérrez, logre mejores resultados.

En cuanto al bienestar social, tristemente el 2024 también fue testigo de un aumento en la violencia contra las mujeres, el sufrimiento de cientos de familias por muertes en accidentes de tránsito y la crisis del sector salud, que sigue complicando la vida de millones de pacientes que necesitan atención médica constante.

Aunque el panorama para el 2025 está cargado de incertidumbre, abriguemos la esperanza de que el nuevo año traiga mejores oportunidades, que en cada hogar reine la paz y el amor, y que sepamos aprender de las lecciones que nos dejó el 2024. Para todos, feliz año 2025.