Hebert Castro fue un uruguayo conocido como El Coloso del Humorismo, con espacio radial en los años de 1960 y 1970. Tenía un personaje llamado Peraloca que, sucedido un hecho, utilizaba la expresión “se le dijo, se le advirtió, se le recomendó... pero se pasó la recomendación por la faja...”. Fue la competencia de Montecristo, para muchos el padre de los cómicos colombianos.

Le ocurrió a Hernán Darío Herrera, técnico de Once Caldas, hoy muy farandulero: célebres son sus festejos simulando con Dayro un brindis con agua, en alusión a las noches bohemias del goleador o recibiendo poncho, sombrero aguadeño y carriel para justificar su airada reacción en una rueda de prensa o la celebración pública de sus 44 años de matrimonio.

Ojalá no lo estén distrayendo, ni haciéndole creer que todo lo que hace es perfecto, porque discutible resultó su posición de poner un equipo suplente frente a Alianza, dejando la sensación de que no hubo respeto por el rival, ni por los aficionados, experimento que con una victoria hubiera salido, pero falló porque el vencedor fue el visitante.

Si clasifica a la fase de grupos de la Suramericana no habrá problemas, es el gran objetivo del momento. Caso contrario, será blanco de las críticas de ese sector de la hinchada y de la prensa que, como fieras al acecho, esperan su caída. Corrió un riesgo innecesario y puso en evidencia las carencias de su nómina.

Cumplidas siete fechas, lo que tanto le molestó hace poco cuando se le preguntó si los refuerzos eran un fracaso, es un hecho real. Ninguno de los ocho contratados está por encima de los jugadores base y la titular sigue siendo la misma del semestre pasado. Es cuestión de calidad, no de adaptación, ni de tiempo.

Por eso llevar una nómina con emergentes era un suicidio y Alianza, con poco, se llevó los puntos, acabó con el invicto en casa, evitó que Once Caldas parcialmente retornara al liderato y, la verdad, puede costar, porque son los rivales para vencer. La jugada salió al revés y como dijo el humorista ¡el Arriero lo sabía!

El portero Joan Parra, experimentado y con condiciones, es uno de los sacrificados: seis goles en dos partidos, porque también estuvo en la goleada ante Nacional. La defensa improvisada que montó fue un horror: por el lado de Daniel Quiñones entraron las anotaciones y en el segundo todos se movieron como principiantes.

Estuvieron por fuera de convocatoria siete de los titulares, y llevó al banco a Hian Rincón y Yéiler Valencia que la gente ni distingue. Mínimo, como alternativas, debieron estar Mateo García y Michael Barrios que plantean soluciones, como lo intentó Dayro cuando ingresó.

Con razón sólo hubo cuatro cambios.

Un plantel desangelado, como presagiaba la ocasión, perdió sin gracia y la única forma de pasar el trago amargo será con triunfo inaplazable por la condición de partido único contra un Millonarios que derrotó a Tolima utilizando sus titulares, sin dar gabelas y eso que cuenta con emergentes de altísima calidad.

A pasar la página y buscar la plaza en la siguiente ronda del torneo continental, porque una eliminación, que está dentro de las posibilidades, puede afectar el desarrollo de un equipo corto, mal armado, del que únicamente el técnico piensa que es de primerísimo nivel, pero que tiene trabajo. A Herrera se le dijo, se le advirtió y se pasó la recomendación por la faja...

Hasta la próxima...

 

Mario César Otálvaro