Un 2-0 que no alcanzó para soltar la cola, pero que despresurizó, destapó la olla a presión, y liberó la carga negativa que se filtraba sobre Once Caldas, hablándose hasta de brujería, al límite de que se programó oficio religioso previo en las instalaciones del Palogrande.
Ese triunfo sobre Junior fue un bálsamo, un golpe de fe, de optimismo, necesario para retomar confianza y seguridad, conscientes de que evidentemente hay un problema marcado de nómina que debe superarse, como elemento básico de recuperación para el segundo semestre.
El equipo volvió a ganar después de nueve fechas, Pedro Sarmiento por fin sumó de a tres, y se llegó a 15 puntos, con nueve por disputar, que, aunque insuficientes, al menos permiten proyectar siquiera 20 con lo que resta, para no comprometerse tanto en la tabla del descenso.
Desde octubre en un mismo partido no se marcaba dos veces, aparte de sacar el arco en ceros. Es decir, los indicativos mejoraron, y la suerte, que parecía esquiva, esta vez se vistió de blanco con esas dos pelotas en los palos, y el acierto de Chaux al parar el penalti.
Fue la confirmación, tras lo hecho en Montería, de planteamientos contarios, si se quiere, a los esbozados por Sarmiento cuando asumió el mando con relación a los juveniles, al esquema de juego, y a la presencia de Sherman Cárdenas.
En aquel entonces, y en vista de que Elkin Soto utilizó tres zagueros en las victorias sobre Millonarios y Bucaramanga, se le consultó, y declarándose defensor de la línea de cuatro, lo descartó, amén de respaldar a los veteranos, y señalar que quisiera ‘tres Sherman’ en su plantel.
Ante Junior repitió la base, sin Cubides, ni Lemos, quienes se sacaron solos porque están negados, en lectura positiva de un hombre con camerino, y con títulos como orientador, más práctico que teórico, y que intenta sacar provecho de una nómina con vacíos, sin gol, con referentes en desuso, y que debe reforzarse.
Eso está bien, en el fútbol se llama versatilidad, moverse dentro de diferentes esquemas según las condiciones de la plantilla, y del rival, y ahí hubo un acto de comprensión, de aceptación, sobre principios incontrovertibles por la carencia de resultados.
Sentar a Sherman en el Jaraguay (también a Dayro), retornando para el choque con los tiburones, además de recurrir nuevamente a los jóvenes, y emplear un módulo con cinco atrás, permitió ver un Once Caldas distinto en ambas jornadas.
Esas demostraciones, sin resistencias al cambio, con atrevimiento, osadía, sin sesgos, y con otro dispositivo en campo, señalan que se está trabajando, que no tiembla la mano al momento de las decisiones, y que hay cuota de experiencia en el líder.
Bien por Sarmiento, acallando voces que buscan el muerto río arriba, pues si algo se requiere, y debe ser prioridad, es identidad, y empieza a notarse, o al menos se insinúa. Lo afirmó el ‘Bolillo’ Gómez: ‘Once Caldas es un equipo que tiene idea de lo que pretende’.
Según las determinaciones técnicas recientes, se deduce que encabezarán la desbandada, por vencimiento de contrato, Celis, Pico, Riquett, Gallardo y Artunduaga, lista que debe incluir otros nombres, así no termine su vinculación contractual, pues empleado que no rinde, no debe permanecer, los clubes no son casas de beneficencia.
Juan David Rodríguez y John Pajoy llevan cuatro jornadas sin ser convocados, Luis Miranda y el panameño Jorge Méndez no han aportado nada, y la presidencia ejecutiva debe intervenir, procurando asimismo las soluciones.
Paralelamente reciben oportunidad los muchachos, cuatro terminaron en cancha, Leyder Morán, John Araujo, Santiago Cubides, y Jeyson Velasco (19 años - 1:87) proveniente del Valle. Y si se quiere, sumen a Jorge Cardona y Danovi Quiñones. ¡Algo está pasando!
Hasta la próxima...