La semana pasada La Patria publicó el listado gráfico de la producción editorial en Caldas arrojando como resultado 83 libros. En la mesa del café, fui interrogado acerca de esa cifra; mis amigos querían saber si era buena o era mala. Respondí que era normal, y les hice esta explicación analizando esa lista. La entidad que más libros publicó fue la Secretaría de Cultura del Departamento, seguida por la Editorial de la Universidad de Caldas y seguíamos empresas como Matiz, Manigraf y Hoyos Editores en esa lista en representación de los editores pequeños. Diez autores caldenses fueron publicados por editoriales de renombre en Bogotá. Hice esta observación: ¿Las demás universidades, excepto la U. de Manizales, que sacó uno, no publicaron libros el año pasado? Otro gran ausente en ese listado fue la Alcaldía de Manizales, pero les dije que la cifra sobresaliente era la de los autoeditados que fueron 13 superando por 3 libros a la Secretaría de Cultura.


Insistía que, de esos 13 autores, que son casi un 20% de ese potencial, más de la mitad no vuelven a editar porque publicar un libro sin el apoyo de una editorial (no una imprenta, la gente confunde), es muy complejo y para esos primíparos frustrante. Conozco a más de un autor en esa condición que maldice el día en que invirtió mucho dinero en la impresión de sus sueños.

Pienso que no le duele la pérdida del dinero, sino tener que enfrentar la indiferencia del medio, como las librerías y el Estado, pero en especial de los lectores que no se interesan en esos escritores nuevos. A estos autoeditados les va muy mal porque carecen de la orientación de alguien que sepa del manejo del libro después de impreso. Muchos de estos autores hacen cuentas excesivamente alegres y les es difícil retomar un rumbo más realista y prefieren hundirse rabiando y buscando auxilio moral en la autocompasión.

Y es cierto: ¿qué hace un evento como la Feria del Libro para apoyar a estos quijotes? Y es curioso que, a pesar de tanto autoeditado en esa lista, figuran 6 editoriales nuevas que les gusta que les digan independientes. También vi 2 fundaciones publicando, cifra que me pareció baja. Les expliqué a mis amigos que hay una gran variedad en los temas de esos 83 títulos, mostrando que hay gente en Caldas capacitada en muchas áreas. Que los temas, a pesar de la diversidad, se centraban en novela, poesía e historia. Y dentro de la historia sobresalían 5 libros acerca de pueblos, solventando oportunamente el habitual centralismo.

Hice este cálculo: si de cada uno de esos títulos salieron 500 ejemplares impresos, la región produjo 41.500 libros en el 2024, y si dividimos esa cifra en el millón de caldenses que somos, me da: 0,04 libros por persona. Esta cifra no se debe confundir con los libros leídos, porque un libro impreso no equivale a un libro leído.