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El director general del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), Juan Daniel Oviedo, entregó en Manizales detalles de los primeros resultados del Censo de Población y Vivienda 2018 para Caldas y su capital. Como ya se había advertido, en términos demográficos se observa un incremento de los adultos mayores y una reducción de los menores de 15 años, a la vez que hay un número aumentado de hogares aunque con menor cantidad de personas que las reportadas en el censo 2005. Los menores de 15 años bajaron del 23,6% al 16,1% del total de población en 13 años, mientras que los mayores de 65 años se incrementaron del 7,9% al 12,9%.
De acuerdo con Oviedo, este fenómeno hará que en unos pocos años cada joven de 20 años deba contribuir a la seguridad social y a la pensión de una persona de 75. Tal realidad plantea el desafío de generar empleos formales para esos jóvenes y poder así asumir la carga financiera que este cambio demográfico implica. Algo llamativo y que va en contravía del imaginario de que Caldas había perdido habitantes es que las cifras de personas efectivamente censadas pasaron de 898 mil 490 habitantes en el 2005 a 923 mil 472 en el 2018, cerca de 25 mil más. Así las cosas, no hay motivo para preocuparse con respecto a las transferencias de recursos que la Nación le hace cada año a los entes territoriales.
En el caso de Manizales el incremento de población fue de unos 32 mil habitantes durante ese periodo, contrario a lo ocurrido en Pereira y en Armenia, ciudades vecinas que sí perdieron población en ese lapso, según el DANE. Todo indica que esto está relacionado con la vocación universitaria de la capital caldense, ya que si bien muchas personas en edad productiva se van a otras regiones o fuera de Colombia a buscar oportunidades laborales o educación especializada, también una buena cantidad de los estudiantes que vienen de otras regiones se quedan en Manizales a desarrollar su vida profesional.
Así mismo, era evidente que Villamaría había crecido bastante entre los dos censos, pero la manera acelerada en que lo hizo exige atención, y un trabajo más coordinado con Manizales. En el marco del área metropolitana que se proyecta crear en el Centro Sur de Caldas deben tomarse en cuenta todas estas dinámicas, como aquellas en las que se ve a Palestina, Chinchiná y Neira perdiendo habitantes. Este fenómeno también debe concentrar una mayor atención, ya que las razones de estos cambios demográficos pueden estar relacionadas con hechos metropolitanos de movilidad y mercado laboral, que tal vez requieran intervención para darles una orientación al bienestar económico y comodidad de los ciudadanos.
También deberán analizarse los motivos de incremento de población en La Dorada, Riosucio, Supía y Viterbo, al igual que la caída en 21 municipios de todo el departamento, para plantear políticas públicas que ayuden a reenfocar acciones para el desarrollo armónico de toda la región. Si bien es cierto que solo en septiembre se conocerán los datos ajustados y es posible que haya cambios significativos en algunos municipios, con la información actual hay insumos suficientes para pensar en transformaciones en la manera de afrontar los fenómenos sociales en la región.

Lo del envejecimiento de la población, por ejemplo, es algo que debe acelerar la aplicación de políticas específicas desde los gobiernos para que la región sea cada vez más amigable con las personas mayores. El hecho de que Manizales sea la ciudad, después de Armenia, con mayor porcentaje de adultos mayores en el país (cerca del 13%, mientras el promedio nacional es de 9,1%) obliga a que sea tema prioritario. Esto está relacionado con que cada vez hay menos nacimientos y los jóvenes, en general, están menos dispuestos ahora a tener hijos, lo que tendrá repercusiones importantes a futuro.