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Los nuevos contagios de covid-19 en Caldas (21), lo mismo que la ocupación de unidades de cuidado intensivo (6 casos) y fallecimientos (0) el pasado 15 de septiembre están entre las cifras más bajas del año. Es un valle en la curva que parece reflejar que la aplicación de vacunas contra esa enfermedad sirve bastante, además porque esta tendencia no es solo en este departamento, sino en Colombia entera. Parece que hemos podido atajar el impulso de la variante delta que ha afectado con mayor agresividad a otros países y regiones del mundo.
Desde el punto de vista científico el poco avance de esta variante en nuestro país podría atribuirse a la competencia entre cepas, la vacunación diversificada y factores biológicos y culturales específicos. No obstante, no hay nada concluyente, y en cualquier momento los contagios podrían incrementarse si hay descuidos. La variante colombiana mu sería la responsable del momento crítico que acabamos de superar, pero todavía puede causar estragos. De hecho, el propio Ministerio de Salud advierte que a finales de octubre se tendría un cuarto pico de la pandemia, por lo que es fundamental evitar llegar a los niveles alarmantes del tercero.
La vacunación es algo clave, pero el número de dosis que llega al país se ha reducido en forma significativa y en las regiones ha bajado ostensiblemente el ritmo de aplicaciones del biológico, pese a que ya casi todo el mundo puede vacunarse. Esa situación también ha generado un ambiente de desmotivación de quienes tienen que prolongar la espera de la vacuna por más tiempo, y cuando arriban nuevos lotes ya no aparecen las personas y se generan ineficiencias en el avance del proceso.
Se afirma que en lo que resta de septiembre vendrá la reactivación de la vacunación en Colombia, pero para ir más rápido y superar los escollos de desmotivación, parece necesario un cambio de estrategia que garantice la vacunación masiva. Podría pensarse que en lugar de esperar a que la gente se agende para ir a un lugar específico, en lo cual hay tantas fallas en las bases de datos y en una logística complicada, los vacunadores se enfoquen en buscar a las personas por vacunar en colegios, empresas y lugares públicos de alta circulación.
Esto también exige mecanismos ágiles de registro,que ayuden a focalizar de manera rápida a quienes deben vacunarse en las próximas semanas y meses. Lo hecho la semana pasada, por ejemplo, en la Institución Educativa Santo Domingo Savio y otros colegios públicos y privados de Chinchiná, para llegar a jóvenes de 15 a 18 años es una buena práctica. Si eso se hiciera en todos los colegios de Caldas, con seguridad se podría avanzar más rápido y de manera más eficiente.
Los docentes también deben colaborar más, ya que el regreso pleno a la presencialidad en las escuelas y colegios depende en buena medida de todos los miembros de la comunidad educativa. Después de tantas exigencias acerca de este proceso para poder regresar a las aulas, resulta muy perjudicial que unos pocos maestros, 48, insistan en no vacunarse. De esa manera entorpecen el proceso educativo de los estudiantes que necesitan recuperar el tiempo perdido durante la pandemia.