Un país tan convulsionado no da margen de espera para que se dejen ministerios como el de Defensa en interinidad. Así al mayor general Pedro Arnulfo Sánchez le hayan aceptado la renuncia a la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) para asumir como ministro por designación del presidente Petro, no podrá hacerlo de forma inmediata. Tendrá que esperar mientras se cumple el tiempo que contempla la ley. Esta dice que son tres meses, aunque el nombrado funcionario advierte que en su caso será cuestión de días.
Ojalá sea el renunciado general quien tenga la razón, porque tres meses es una espera demasiado larga, sobre todo, en un momento de coyuntura que obligó a decretar la Conmoción Interior para atender la violencia en Norte de Santander. A esta región, se ha sumado la zozobra en Chocó, Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Antioquia, Sierra Nevada, Serranía del Perijá, Magdalena Medio, Arauca, Meta, Guaviare, Putumayo, Tolima. Un extenso diagnóstico de la Defensoría del Pueblo, que menciona territorios, víctimas y grupos victimarios advierte de lo serio de la situación.
La defensora, Iris Marín, señaló la existencia de al menos 11 focos de emergencia humanitaria en Colombia. Son valoraciones que exigen tener un ministro de Defensa al mando para hacer frente a la situación. Desconocer ese carácter de urgencia aumenta el riesgo para miles de colombianos en estas regiones amenazadas. A esto se debe sumar el riesgo inminente de que Colombia sea descertificada por los Estados Unidos, ante la tensión Trump-Petro, lo que devendría en un recorte enorme de recursos para las Fuerzas Armadas. Asunto que deberá enfrentar el ministro.
Este nombramiento acaba con 33 años de civiles al frente de esa cartera, algo extraño no solo en un Gobierno que se dice de izquierda, sino de alguien que destacaba en sus propuestas de Gobierno imponer mayor civilidad al mando de la Fuerza Pública. Ahora bien, al tratarse de una persona por debajo en antigüedad de una treintena de oficiales, razón por la que dejar de ser oficial activo para no precipitar una ola de renuncias, puede resultar contraproducente en una fuerza donde la línea de mando es una cultura, no solo un procedimiento. Ojalá esto no cause tropiezos.
La tradición de tener civiles al frente del Mindefensa comenzó en la Presidencia de César Gaviria y el nombramiento de Rafael Pardo Rueda. Bajo el mando de civiles se han dado grandes golpes a las estructuras delictivas. Operaciones como Jaque, que logró liberar 15 personas secuestradas por las Farc; Fénix, en la que se dio de baja a Raúl Reyes, segundo al mando de las Farc; también la caída de Alfonso Cano, entre otros. Aunque el hasta esta semana general actuará en función de civil, hace temer lo que ha pasado en otros países en los que el generalato ha tomado las riendas administrativas de algunas entidades y sabemos cómo ha resultado eso, como en las antiguas dictaduras o en las nuevas. Para la muestra la Venezuela de Maduro.
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