¿Hay motivos para impedir por quinta vez que se reduzca el ausentismo en el Congreso de la República? Ya sucedió con cuatro proyectos de ley en 2017 y 2021, y este año se esperaba que otra iniciativa con el mismo fin tuviera debate en plenaria de la Cámara el miércoles, pero no lo logró por falta de quorum y quedó a punto de ser archivada. El Congreso volverá a negar lo que muchos piden para empezar a sanear las corporaciones públicas, porque hay senadores y representantes que dedican muy poco tiempo al ejercicio legislativo, cuando se les paga honorarios por esta labor.
Los congresistas pueden faltar hasta seis veces cada semestre a las plenarias sin tener que dar excusa justificada, pero no se aplica para sesiones de comisión, que son la instancia por la que pasan inicialmente todos los proyectos de ley, pueden dejar de asistir las veces quieran y no sucede nada, ni motiva una investigación de pérdida de investidura, que es la sanción para el congresista al que le comprueben haberse excedido en ausencias permitidas.
Esa laxitud es lo que ha promovido una posición bastante cómoda entre los políticos que no gustan de cumplir horarios, ni de permanecer en sesiones y menos dedicar extensas jornadas a esta labor. No se entiende por qué se niegan si precisamente es la esencia de ser congresista, para ello fueron elegidos por sus votantes en las regiones. Ir acabando con estas lesivas prácticas es lo que busca el proyecto de ley de ausentismo, que propone reducir a la mitad la posibilidad de inasistencias, sin justificar la causa, a las plenarias y aplicarlo por igual a las sesiones de comisión.
Por ausentismo, Caldas se vio afectado en el 2018 con la declaratoria de pérdida de investidura que hizo el Consejo de Estado a la representante a la Cámara por el Partido de la U, Luz Adriana Moreno Marmolejo, porque dejó de asistir en más de seis ocasiones a las sesiones e incluso hubo algunas a las que fue, se registró, pero no votó los proyectos de ley. El fallo le representó perder los derechos políticos para ser elegida en cargos de elección popular; a pesar de este precedente, otro congresista caldense estuvo a punto de perder la investidura por ausentismo: Mario Castaño Pérez, que logró salir de las acusaciones presentando incapacidades que le expidieron médicos cercanos. La práctica se siguió dando y hoy son varios los congresistas señalados de sobrepasar estas inasistencias.
Este proyecto de ley de ausentismo se debe revivir si es que ya no tiene cómo seguir su trámite en el Congreso en este periodo, incluso en el nuevo intento tratar de robustecerlo para que se extienda también a las asambleas y a los concejos, donde diputados y concejales caen frecuentemente en ausencias. Acudir y responder al llamado del inicio de sesiones, pero no permanecer en los debates, ni votar, siempre será una falta que debe ser sancionada en cualquier corporación pública del país.
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