Que si son 17 mil o 7 mil 500 escolares menos en los últimos 13 años en Manizales será motivo de estudios más profundos que establezcan cuál es la cifra exacta; lo real es que en esta capital, durante los últimos 15 años, se han cerrado 31 sedes educativas urbanas y rurales porque no hay alumnos suficientes para que operen, con profesores y todos los recursos que representa cumplir con el servicio educativo. Lo más lamentable es que las administraciones municipales, desde hace varios años atrás, muy poco han hecho para que estas infraestructuras tengan otros usos y no dejarlas perder en medio del abandono, con lo cual se podría incurrir en detrimento patrimonial que al afectar bienes públicos debería ser motivo de investigación.
En un informe elaborado por periodistas de LA PATRIA se mostró que algunas de estas 31 sedes ya fueron vandalizadas y de muy poco sirven; otras han sido convertidas en Centros de Desarrollo Infantil y la mayoría esperan el trámite para prestar servicios comunitarios por solicitudes ciudadanas. La Alcaldía, a través de la Secretaría de Educación Municipal y de otras dependencias que les corresponda, deben agilizar estos procesos, bien sea bajo figuras como el comodato, convenios de administración con las Juntas de Acción Comunal o cualquier otra modalidad para no dejar que lo construido con esfuerzo y recursos públicos se deteriore a tal punto que no haya más camino que demoler, como sucederá con una sede educativa en el barrio Holanda, junto al puente Olivares.
El descenso de la natalidad y en paralelo el crecimiento de la población adulta frente a la de niños y jóvenes son fenómenos que podrían inspirar soluciones. La transformación de algunas sedes en Cisco (Centro Integral de Servicios Comunitarios), donde los adultos mayores pueden acceder a procesos de enseñanza, ocupación del tiempo libre y convivencia es una buena opción. La Alcaldía debería considerarlo teniendo en cuenta el cambio en la estructura poblacional, incluso como posibilidad para brindar niveles de educación superior para adultos que quieren seguir estudiando.
De este informe se concluye que la clausura de escuelas y colegios es una tendencia. Carlos Eduardo Jaramillo, rector de la Universidad Autónoma de Manizales, estudioso de la deserción educativa, expresa que en el 2024 en el país cerraron unos 750 colegios, para mostrar que se trata de un fenómeno nacional en el que además de tener una fuerte relación con las tasas de natalidad también tiene mucha influencia las preferencias de los escolares en continuar sus estudios, la imposibilidad de acceder al sistema educativo en todos los niveles, así exista gratuidad en la educación en los colegios públicos, y la movilidad de las familias. Asuntos que también deben ser analizados más profundamente.
La Secretaría dice que garantiza la educación a todo niño en el municipio. Muy triste sería que tan solo uno, en un barrio o en una vereda, estuviera marginado de este derecho por el cierre de sedes educativas, y ahí no solo la Administración, sino también los líderes comunitarios y los padres de familia deben estar muy atentos a identificar estos casos para intervenirlos. La educación está llamada a transformarse adaptándose a las nuevas realidades y garantizando la inclusión plena.
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