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Los segundos periodos, pocas veces son mejores que los primeros. Escasos gobernantes logran el éxito cuando repiten, y si se aplica a lo que viene con Donald Trump, quien asumirá de nuevo la Presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero, lo que hay es incertidumbres. Llegó en el 2017 como un outsider proveniente del mundo de los negocios y se convirtió en el jefe indiscutible de los republicanos, pero su conducta basada en cambiar con gran facilidad de opinión, mostró que no es un gobernante de fiar y eso lo hace bastante impredecible.
Trump tiene asustados a los inmigrantes porque en campaña prometió que hará la mayor deportación de la historia de los Estados Unidos, expulsando a millones de extranjeros indocumentados. Sin soporte estadístico ni documental asegura que están causando la violencia en norteamérica. De llegar a consolidarse, la medida ocasionaría una costosa deportación, además con efectos negativos en cuanto a la mano de obra indocumentada, que en los Estados Unidos juega un papel clave para la economía y no hay cómo reemplazarla.
Muchos temen lo que puede estar considerando Trump entre tanta convulsión mundial. Sus ideas proteccionistas, aislacionistas y nacionalistas no llegan a resolver conflictos, sino a complejizarlos. De la guerra Rusia-Ucrania critica el apoyo estadounidense a Ucrania y dice ponerle fin tras un pronto acuerdo negociado con Rusia. Se declara protector de Israel, y ha dicho que no negocia con países terroristas. Europa está asustada, Trump es considerado como una pesadilla porque como ya lo hizo, si busca de nuevo quitarle el apoyo a la OTAN, dejaría a estos países abandonados frente a Rusia. De Latinoamérica, México queda en el peor de los mundos enfrentando a su vecino con la política antiinmigrantes y los cambios económicos basados en la imposición de aranceles.
Para Colombia, el retorno de Trump representará efectos sobre la economía y la seguridad. Si sigue subiendo el dólar, encarecerá las importaciones y aumentará el costo de insumos industriales. Si promueve cambios en el TLC o busca renegociarlo, sectores como el agropecuario y el textil sufrirán porque dependen del acceso a los mercados norteamericanos. Sobre la agenda bilateral, habrá que esperar si el Gobierno nacional debe revisar la política de drogas para evitar que se suprima la certificación de lucha contra las drogas y se reduzcan drásticamente los recursos para Colombia.
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Como mediadores están los electos senadores Bernie Moreno, republicano, colombiano que será clave para sostener la relación con el gobierno Trump, y Rubén Gallego, demócrata, nacido en Chicago y con raíces colombianas, que servirá de defensor. De la llegada de Trump preocupa además que los asuntos ambientales y de cambio climático no aparecen como prioridad y Colombia requiere que se mantengan. Como dice Moisés Naím, “Estamos viviendo una era de problemas grandes y líderes pequeños para enfrentar esos problemas. Resulta difícil para los presidentes y los jefes de Estado gobernar, y tener logros y poder satisfacer las expectativas. Entonces les echan mano a los trucos de las tres P: populismo, polarización y posverdad”. Pueda ser que Trump no acuda de nuevo a esta nociva fórmula.