Los centros de tránsito de Renk son el principal punto de llegada a Sudán del Sur de las personas que huyen del conflicto en el vecino Sudán.

Foto | ACNUR/Reason Moses Runyanga | LA PATRIA 

Los centros de tránsito de Renk son el principal punto de llegada a Sudán del Sur de las personas que huyen del conflicto en el vecino Sudán.

 

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El asesinato de un comandante y 11 de sus soldados en la ciudad de Nasir, en el norte de Sudán del Sur, mientras era evacuado en una operación de la ONU para aliviar las tensiones entre un grupo armado y el Gobierno sursudanés, ha despertado los miedos a que la guerra vuelva al país más joven del mundo.

Tras permanecer varios días bajo custodia de la milicia Ejército Blanco, aliada de la oposición armada sursudanesa, el mayor general Majur Dak murió el viernes cuando combatientes del grupo abrieron fuego mientras el militar y varios de sus soldados eran evacuados por un helicóptero de la ONU en el estado septentrional de Alto Nilo.

El ataque acabó también con la vida de un miembro de la tripulación de Naciones Unidas, que denunció en un comunicado que había recibido garantías tanto del Gobierno sursudanés como de la oposición de que la operación de rescate no conllevaría ningún riesgo pese a la grande crisis política que atraviesa el país africano.

 

Misión fallida

El 4 de marzo, los combatientes del Ejercito Blanco asaltaron una base militar de Nasir después de que las tropas regulares mandaran un contingente de unos 700 militares para relevar a sus fuerzas.

Esta operación rutinaria fue rechazada por la milicia, que pidió que se desplegara ahí una fuerza conjunta del Gobierno y la oposición armada en cumplimiento del acuerdo de paz de 2018, que ese año puso fin a una guerra de un lustro que provocó la muerte de unas 400.000 personas al poco de que el país se independizara de Sudán.

Ese pacto repartió el poder entre el presidente sursudanés, Salva Kiir, y el exlíder de los rebeldes y ahora vicepresidente del país, Riek Machar, pero nunca se llegaron a implementar puntos vitales como el establecimiento de un Ejército unificado o la celebración de elecciones.

El asalto a la guarnición de las Fuerzas Armadas provocó el arresto en Yuba de hasta seis altos cargos cercanos a Machar -entre ellos el jefe del Estado Mayor adjunto, Gabriel Duop Lam- a los que las fuerzas leales a Kiir acusan de estar detrás de la ola de violencia en Nasir.

La única oportunidad de calmar la situación era liberar al general Majur Dak, por lo que Machar medió con el Ejército Blanco para que los milicianos dejaran que un helicóptero de Naciones Unidas evacuara al militar.

Sin embargo, la falta de influencia del vicepresidente sobre el grupo armado quedó patente cuando la misión de evacuación acabó en un baño de sangre, un incidente que dejó muchas preguntas sobre las perspectivas de paz en Sudán del Sur.

 

No volver a la guerra

Tras el asesinato del militar, el presidente Kiir ofreció un discurso a la nación en el que -contra todo pronóstico- garantizó a sus ciudadanos que no volverá a haber una guerra en Sudán del Sur y que su Gobierno se adhiere completamente al acuerdo de paz con la oposición liderada por Machar.

En un intento de calmar las tensiones, la oposición liderada por Machar calificó el incidente de Nasir de "tragedia" y pidió "continuar los esfuerzos hacia la calma y el diálogo para impedir una posible escalada de la violencia en el país", según un comunicado del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán en la Oposición (SPLM-IO).

"Lamentamos profundamente la pérdida de vidas y denunciamos este acto brutal", agregó el SPLM-IO, que aseguró que Machar "está implicando a todos los interesados para impedir más combates".

El activista civil y miembro del Mecanismo de Vigilancia del Alto el Fuego, Edmond Yakani, dijo a EFE que Sudán del Sur debe "superar la cultura de resolver las disputas políticas a través de la violencia".

Asimismo, advirtió contra un "nuevo ciclo de violencia" tras lo ocurrido en Nasir, al tiempo que calificó de "inaceptable" el uso de guerras subsidiarias o milicias para resolver disputas, ya que esto puede conllevar a conflictos tribales y étnicos que deriven en una guerra abierta.

Por su parte, el escritor y analista político Ukelo Martin aseguró a EFE que la única forma de mantener la paz es que la comunidad internacional dote a las autoridades sursudanesas de la financiación necesaria para implementar todas las cláusulas del acuerdo de paz, especialmente las relativas a la gestión de la seguridad.

"Está claro que hay una crisis de confianza entre el Gobierno y la oposición. Los últimos acontecimientos de Nasir son una señal de alerta para rectificar la situación antes de que estalle", sentenció.


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