En Dosquebradas y Pereira se siguen perdiendo vidas de jóvenes en medio de balaceras por el control de zonas de expendio de estupefacientes. Las autoridades llaman esta escalada de violencia, una reacomodación de estructuras criminales que operan en el municipio industrial y en la capital risaraldense. 

Después del doble homicidio que tuvo lugar en el Plan 2 del barrio Camilo Torres en Dosquebradas, el pasado 8 de octubre, las autoridades gubernamentales y la Policía Metropolitana de Pereira, anunciaron que reforzarán la seguridad del municipio para garantizar la convivencia de la ciudadanía. 

Sin embargo, siguen ocurriendo asesinatos en varias zonas. En la tarde del miércoles 9 de octubre ocurrió un nuevo asesinato con arma de fuego, en las escaleras que comunican el barrio El Balso con el barrio El Japón. 

Una habitante del sector, que prefirió guardar su identidad, le dijo a LA PATRIA, que se han presentado varias balaceras desde el miércoles en el barrio. “Hubo balaceras antier en la madrugada y hoy (10 de octubre. Otra vez está maluco el barrio”, puntualizó. 

El otro homicidio ocurrió a pocos metros de ese sector, pero ya en jurisdicción de Pereira, donde otro joven perdió la vida después de ser impactado por varios disparos que atravesaron su humanidad, en el barrio 20 de julio. 

En la última semana, se han presentado 5 homicidios en Dosquebradas y un herido de gravedad. En Pereira va otra persona asesinada. 

Eisenhower Zapata, defensor de derechos humanos en Dosquebradas, se pronunció ante la creciente ola de violencia que, según él, refleja una reacomodación de estructuras criminales. 

"Lo que estamos viendo es un ajuste entre las bandas, que está dejando una cadena de muertos. Desde el triple asesinato en Santa Rosa de Cabal el 1 de octubre, se desencadenaron otros homicidios en Dosquebradas, como el doble asesinato en el barrio Camilo Torres el 2 de octubre y otro doble homicidio con un herido grave el 8 de octubre", explicó.

Zapata destacó que estos eventos no son hechos aislados, sino parte de una disputa por el control territorial entre grupos criminales que operan en la región. 

"Cuando eliminan a los jefes de las ollas, surge una lucha clandestina por el control de esas zonas. Aquellos que quedan detrás de las estructuras criminales están luchando por ocupar el puesto de los que han sido asesinados, como 'Chemo', 'El Duende' y 'El Mocho'”. Estos asesinados, según el defensor de derechos humanos, operaban principalmente en las comunas 7, 8 y 9, zonas claves para el microtráfico. 

En Dosquebradas, según Zapata, existen al menos 22 zonas de expendio de drogas, tanto en puntos fijos como a domicilio, y aunque la mayoría de estos puntos son operados por grupos independientes, están influenciados por grandes organizaciones criminales como ‘La Cordillera’ y ‘Los Flacos’. 

La respuesta de las autoridades ante estos hechos, en la rueda de prensa realizada ayer en Dosquebradas, fue anunciar los resultados de seguridad que han tenido a lo largo del año, y comunicar que había una captura a un sospechoso con arma de fuego. 

“Tenemos el Grupo de Operaciones Especiales GOES operando al 90% en nuestro municipio, toda la institucionalidad articulada y atenta a la seguridad de los habitantes del municipio”, añadió el Secretario de Gobierno Municipal.

Por su parte, el coronel de la Policía Metropolitana de Pereira, Yeison Ramos, añadió que se han realizado operativos contundentes en coordinación con la Alcaldía, la Fiscalía y el Ejército, a través de puestos de control, solicitud de antecedentes de identificación de autores criminales y de investigaciones, para lograr la desarticulación de las estructuras.

Sin embargo, Zapata subraya que las autoridades pudieron hacer algo más para prevenir la muerte de más personas en Dosquebradas. Sobre todo, después de conocerse que las personas asesinadas en Santa Rosa, tenían influencia delictiva en la comuna 9. 

"En el caso del barrio Camilo Torres, donde asesinaron a dos jóvenes, la policía no se adelantó a los hechos. Pudo haber evitado esas muertes si hubieran tomado medidas preventivas tras los asesinatos en Santa Rosa de Cabal", afirmó.

Además, mencionó que el menor de edad que resultó herido en Camilo Torres está prácticamente en muerte cerebral, lo que lo convierte en una víctima más de la violencia. "Es otro muerto más que pudieron haber prevenido", subrayó.

El defensor de derechos humanos advirtió que el reacomodo de las estructuras criminales probablemente generará más muertes en las comunas, ya que el control de las ollas de droga, que mueve enormes cantidades de dinero, es un objetivo clave para los grupos involucrados. 

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