
La banda tenía asiento en Anserma, Viterbo, Risaralda, Belalcázar y Arauca (Palestina).
Carlos Ademir Astudillo Díaz, alias el Negro, quemó su último cartucho acudiendo al recurso de casación para buscar la domiciliaria en un proceso por concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes.
Lo condenaron en dos instancias: el Juzgado Penal del Circuito Especializado y luego, el 30 de julio del 2020, la Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales. No tuvo éxito, le negaron el recurso.
Cabecilla
Entre los años 2015 y 2016, Carlos Ademir dirigió la venta y distribución de sustancias estupefacientes que la organización delincuencial La Cordillera comercializaba en los municipios caldenses de Anserma, Viterbo, Risaralda, Belalcázar y Palestina.
El 3 de marzo del 2017, ante el Juzgado 2° Penal Municipal con función de control de garantías de Manizales, la Fiscalía lo imputó. El procesado no aceptó los cargos y le fue impuesta medida de aseguramiento en centro carcelario.
El 28 de junio siguiente, el ente acusador presentó un preacuerdo, con pena tasada en 73 meses de prisión y multa de 2.691 smlmv.
Le negaron la suspensión condicional de la ejecución de la pena y la prisión domiciliaria como sustitutiva de la intramural. Esto último bajo el argumento de que la madre de sus hijos, quien también había sido procesada por hechos relacionados con la organización La Cordillera, había recobrado la libertad.
"Los 5 menores cuentan con su progenitora", se dijo. La defensa del procesado apeló de la anterior decisión, pero solo en lo relativo al beneficio de prisión domiciliaria.
"Alegó que tan solo se limitó a señalar que se tenía conocimiento de que la madre de los menores había salido en libertad, sin verificar si efectivamente dicha mujer había vuelto al seno familiar" .
El 30 de julio del 2020, el Tribunal Superior de Manizales confirmó la sentencia, pues Astudillo Díaz aportó una certificación desactualizada sobre la situación jurídica de su pareja. Tampoco se hizo relación a la familia extensa que podría hacerse cargo de los niños.
"No podía perderse de vista que el procesado fue condenado en el pasado por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, lo que sirve de referencia sobre el comportamiento social del mismo, como un modo de vida al margen de la ley. Tampoco se demostró que el enjuiciado estuviera trabajando en labores legales para su sostenimiento y el de su familia", se decidió.
La banda
- La banda la integraban los alias de Deiby, el Negro, la Chusca, Melliza, Nando, Medina, Piolín, Gloria, Tallo, el Gato, Vaca, el Viejo, la Mona, Cruz, Carvajal, el Araño, Guri, Camilo, Guase, Chatarrero, Morocha, Orejas, la Marrana, la Marrana 2, la Marrana 3, el Calvo, Pacho, Taco, Mónica, el Cucho, Mamundia, Pitufo, Beto, la Rata, Yegua, Churros, Crilim, Katerine, Poli y Brakers.
- Utilizaban lenguaje cifrado para la comercialización de estupefacientes, así mismo, empleaban un sistema de telefonía celular para coordinar el funcionamiento de la organización, y transferencia electrónica de dinero, esto es, consignaciones realizadas a través de la empresa Supergiros para la distribución de las utilidades obtenidas con el producto del ilícito.
- Usaban una marca: una bolsa plástica hermética, transparente, con una franja roja y otra azul, para diferenciar y evitar que otras organizaciones le metieran contrabando