La escritora argentina Dolores Reyes habló con LA PATRIA Radio sobre su visita a Manizales a la Feria del Libro y sus dos novelas: Miseria y Cometierra. Esto dijo: 

¿A qué se debe esta visita suya a la Feria Libra de Manizales?

Mi visita se debe a que vengo a acompañar mis dos novelas, Cometierra que fue editada aquí por Rey Naranjo y por Sigilo. Y Miseria que la presenté ayer (martes 27 de agosto) con una sala muy cálida y muy afectuosa y que es de editorial Alfaguara. También participé de una mesa de violencias. 

¿Cómo describiría sus dos novelas? 

Cometierra es la historia de una chica que descubre que tiene un don. Ese don es comer tierra que habita un ser querido que nos falta, una chica, un niño que está desaparecido. Puede cerrar los ojos y por medio de visiones poder encontrarla, poder saber qué le pasó a esa persona, poder saber dónde está, si está vivo, si ya no está vivo, devolver un cuerpo a los seres queridos.

Es un don muy chiquito, pero en nuestros países latinoamericanos tiene una resonancia enorme.

Miseria es la historia de dos amigas justamente, Cometierra y Miseria, que se mudan al corazón de una gran ciudad. La novela habla sobre el tema de las violencias, de la violencia obstétrica, de las violencias hacia las mujeres y de las violencias que en Latinoamérica muchas veces son despreciadas por las policías y por nuestros estados que rara vez buscan o se hacen cargo de sus desaparecidos.

¿Cuál considera que es la relevancia de abordar este tipo de temas en la literatura latinoamericana? Teniendo en cuenta que muchas personas de distintos países de Latinoamérica se sienten acogidos por estas historias que usted les está narrando.

Sí, muchos lectores acá en Colombia me escriben y me dicen que les parece que la novela transcurre acá. 

Es algo muy terrible porque nos hermana el tema de las violencias y de las desapariciones. Y yo siento que eso se me mete en la ficción a la hora de escribir. 

Y que es una herramienta también, no solo de denuncia, sino también de realizar una experiencia estética y que un lector se aproxime de una forma incluso placentera a estos temas que son tan duros de abordar de otras formas.

Siento que ahí está la voz de muchas mujeres que han sido silenciadas, de muchas hijas.

¿Qué tanto la literatura  puede ser un vehículo para erradicar las violencias? 

La intención está presente, yo milité y milito en el Ni Una Menos y en todos los movimientos que tienen que ver con la puesta en valor y el respeto hacia la vida de las mujeres. 

Al menos creo que  es una herramienta para quebrar el silencio, que es una parte muy importante de las violencias. 

Siento que un artefacto tan pequeño como un libro puede poner de alguna forma en movimiento el lenguaje y empiezan a surgir un montón de historias en relación a mujeres que nos faltan, mujeres que han sido violentadas. 

Seguimos buscando incluso a un montón de mujeres, niños, niñas, infancias, que han sido violentados en nuestros países y que esto muchas veces se niega. 

Entonces, de alguna forma, también es decir, no es un fenómeno particular de una familia, sino que es un problema sistémico.

Y esto que hoy nos parece tan obvio, hace 10, 15 años no era así. Y cada una de las familias que atravesaba por esto lo vivía con culpa y con vergüenza, pensando que era una suerte de caso aislado y privado.

Al menos esto puede poner en perspectiva, justamente lo sistémico que están siendo las violencias hacia las mujeres y hacia las infancias en América Latina, y lo colocan en una agenda pública para que el día de mañana exijamos también a nuestros gobernantes que esto esté en las plataformas políticas como corresponde.

 

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