Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA
Pisos, baterías sanitarias y techos en mal estado son daños que presenta la sede.
Seis estudiantes, dos en bachillerato, cuatro en primaría, y una profesora, oriunda de Quibdó (Chocó), le regresaron la vida a la escuela San Pablo, sede de la Institución Educativa El Roble, de Neira.
Ayer, a las 5:30 a.m., Yarlin Córdoba Mena ya esperaba en el terminal de transporte de Manizales el vehículo que la llevaría a su nuevo hogar y puesto de trabajo, a tres horas de la capital caldense. La ruta directa se asegura con un campero encargado de recoger la leche en las fincas ubicadas alrededor de la vía que conduce de la vereda Alto de Letras (Herveo - Tolima) a la vereda San Pablo (Neira - Caldas).
A las 8:30 a.m., entre el silencio de las montañas y la brisa helada de la mañana, Andrés Felipe Ramírez, uno de los dos estudiantes de octavo, aguardaba con las llaves de la escuela a su nueva maestra. Entre los dos recibieron a los otros tres estudiantes que asistieron al primer día de clases presenciales, después de tres meses de cierre total a raíz de la contingencia por el volcán Nevado del Ruiz.
Y, aunque las intenciones de Córdoba son "realizar todo lo que tiene que ver con lo académico de la mejor manera posible y hacer lo mejor que pueda por los niños", a su llegada encontró dos grandes barreras: el deterioro de la infraestructura y la distancia entre las fincas, la escuela y las zonas urbanas.
Goteras, humedad, desaseo, carencia de acueducto y daños en la red eléctrica son problemas que padece la sede de San Pablo. Por ejemplo, los alumnos deben cargar el agua para ir al baño, desplazarse al frente para lavarse las manos. A lo anterior se le suma cerca de una hora de camino para llegar a las clases y la falta de herramientas tecnológicas.
"Por lo regular cada que vengo voy al baño en la casa, para no usar este. Cuando llueve y estamos en el salón ponemos baldes; a veces no sabemos dónde son las goteras y se mojan los cuadernos", lamenta Andrés Felipe.
Asimismo, la docente manifiesta: "Se trabaja el modo Escuela Nueva, con libros, por la zona". En la vereda no hay internet, señal telefónica, computadores o tabletas.
Espera para arreglos
Entre el verde quemado de las montañas resaltan los colores blanco y rojo con los que está pintada la escuela; consta de dos salones, un baño completo, dos baterías sanitarias, una habitación y una cocina. Su diseño, diferente al de las escuelas urbanas, se debe a su ubicación geográfica. Por la lejanía, el Estado le debe garantizar la residencia a la docente contratada.
Sin embargo, al día de su ingreso las garantías no son claras. Por ahora debe hospedarse en la finca El Mirador, a unos 20 minutos a pie. Y lo que en un momento fue un dormitorio, es la bodega para sillas en mal estado, escritorios y partes de un camarote.
Por otro lado, Alejandro Layton, secretario de Educación de Neira, aseguró que la Administración municipal está enterada de la situación y está "haciendo visitas con los profesionales en infraestructura de la Alcaldía para determinar los posibles arreglos".
No obstante, todavía no se ha determinado si la I.E. El Roble cuenta con los recursos para cofinanciar las mejoras y velar por las condiciones óptimas de los estudiantes y la docente. "(…habría que hacer una inversión grandísima y el Municipio no tiene la capacidad. Estamos esperando que el personal nos entregue el presupuesto, nos diga más o menos qué podemos intervenir que no vaya a generar más adecuaciones", agrega el secretario.
Así las cosas, de acuerdo con Layton, dentro de cuatro o cinco días se definirá cuándo se entra a intervenir la sede. "El Municipio va a generar una licitación pública para suministro de materiales y de ahí vamos a sacar unos insumos para hacer esa y otras adecuaciones de instituciones educativas que tienen problemáticas similares".
La contingencia
Andrés Felipe Ramírez relata que después de que se determinó a la sede de la escuela como zona de riesgo, la docente contratada para la fecha se desplazó una sola vez al lugar para entregarle las guías. "Ella se mantenía muy enferma y no podía asistir", añade. Por lo tanto, durante los tres meses Andrés Felipe, al igual que sus compañeros David Alejandro Tegón y Simón Castaño, se dedicaron a ayudar a sus padres en las labores de las fincas.
Ahora, con la llegada de Yarlin el paisaje educativo en la vereda San Pablo pinta diferente. Las clases ya no serán tres veces a la semana, sino los cinco días que corresponden, de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. Ella espera que las condiciones necesarias para que los estudiantes puedan desarrollar un proceso de aprendizaje digno se abra paso entre las montañas del páramo.
Acciones
El 10 de abril 30 sedes educativas de los municipios de Chinchiná, Neira, Palestina y Villamaría implementaron estrategias de trabajo en casa, debido al nivel de actividad naranja que presentaba el volcán Nevado del Ruiz. Ayer regresaron a la presencialidad las tres que faltaban: escuela San Pablo, de Neira, escuela rural Londoño Jaramillo, de Villamaría, y escuela rural Aspar, de Villamaría.