La comunidad despidió al presbítero Diego Rivera Álvarez, fundador del colegio La Salle.

Foto | Luis Trejos | LA PATRIA

La comunidad despidió al presbítero Diego Rivera Álvarez, fundador del colegio La Salle.

Diego Rivera Álvarez es el presbítero que no morirá. Su legado social, deportivo y educativo lo mantendrán vivo en las parroquias, calles y corazones que habitan en las comunas Ciudadela del Norte y Nuevo Horizonte, ambas de Manizales.

El pasado domingo partió del plano terrenal, su comunidad religiosa encuentra consuelo en la promesa de la vida eterna, al lado de Jesús.

De las labores realizadas, la Institución Educativa Juan Bautista de La Salle fue su mayor orgullo. El 3 de septiembre de 1984 se le ocurrió la idea de fundar el Colegio, y el 2 de febrero de 1985 La Salle abrió sus puertas. 38 años después sus cenizas fueron llevadas allí para despedir el cuerpo y rendir homenaje a la obra de su vida.

El presbítero Alberto Llanos Castaño, antiguo rector de La Salle y actual rector del LANS, fue el encargado de guiar la misa. En su prédica hizo alusión a la luz y a la sal. "El padre Diego Rivera fue sal y luz para quienes lo rodeamos. Como la sal conserva las carnes él conservó la fe en nuestros corazones y fue la luz que, en varias ocasiones, iluminó nuestros caminos".

Lo anterior lo confirma Claudia María Marulanda. Ella es un ama de casa que conoció al padre durante su adultez, cuando sus cuatro hermanas cursaban el bachillerato en el colegio San Juan Bautista de La Salle. "De él nos queda la perseverancia, la responsabilidad y el respeto por la Santa Eucaristía".

Claudia lo describe como un hombre demasiado respetuoso, correcto y puntual; de carácter fuerte, pero noble como un niño. Expresa: "Tuve gracias a Dios la fortuna de cuidarlo muchos días en su casa, en su lecho de enfermo, y para él lo más importante siempre fue su comunidad, tanto del Tolima como de Manizales. Amaba su colegio, sentía que era lo mejor de lo mejor".

A pesar de su carácter, expresa que era un hombre muy bondadoso. Añade: "Le encantaban los chistes, nos ponía apodos y se moría de la risa con eso. Gracias a él tenemos varias parroquias. Formó hombres y mujeres de bien".

Aportes

En los años 70, cuando aún era docente del Colegio Mayor de Nuestra Señora, dio vida a Diriame, un equipo de fútbol juvenil aficionado.

"Cuando conocí al padre Diego Rivera él estaba trabajando en la parroquia del barrio La Asunción y atendía barrios aledaños. Ayudaba a construir templos y escuelas. Era un hombre muy dinámico, por lo que también promovía el deporte a nivel de Manizales. Entonces fundó el Diriame", cuenta Henry Taborda, exjugador del equipo.

Diriame contaba con todas las categorías -tercera, cuarta, quinta y mayores-, desde los 13 hasta los 21 años. A sus alumnos siempre les inculcaba que debían ser de los mejores estudiantes, además de tener un comportamiento ético y humano. Henry evoca sus palabras: "No se puede desligar el deporte de la vida cotidiana". Por lo tanto, enseñaba a ser justos, responsables, buena gente, serviciales. Era una escuela de formación humana, deportiva y cultural.

"Fue un hombre de mucho emprendimiento, de mucho testimonio, muy sencillo, comprometido con la niñez y la juventud. Lo queremos mucho", expresa Henry.

"Además de haber sido supremamente generoso con la gente de afuera lo fue con nosotros los hermanos y con los sobrinos. Lo que tenía era para repartirlo entre los que necesitáramos", relata María Inés Rivera Álvarez, hermana menor del padre Diego.

Asimismo, menciona su perseverancia y su amor por Dios. "Él luchó mucho porque de varios seminarios lo despacharon. Le decían que no servía para ser sacerdote. Y él dijo: 'Por donde meto la cabeza la saco'. Y luchó y luchó hasta que logró ordenarse ante el señor".

Ejerció como rector de la Institución Educativa San Juan Bautista de La Salle desde 1985 hasta 1999.

Aprendizajes del padre Diego

Pbro. Héctor Adrián Gaviria Chica, sacerdote y rector de la Institución Educativa San Juan Bautista de La Salle

A nivel sacerdotal, siempre fue un buen ejemplo para nuestros jóvenes. Fue ejemplo de entusiasmo, trabajo y compromiso, especialmente en las comunidades donde él sirvió. En lo personal, especialmente en su vida devota, su vida consagrada y siempre su amor por la eucaristía que nunca dejó de celebrarla, ya en estos últimos meses que no pudo hacerlo nos deja esa enseñanza; siempre vivir muy unidos a Dios a través de los sacramentos.

María Helena García Tobón, exsecretaria de Educación en la primera alcaldía de Germán Cardona

Un legado inmenso para toda la comunidad, para mí es un personaje que entregó todo por las personas. Lo llevaré siempre en mi corazón.

Alba Lucia Castaño Ramírez, docente de La Salle

Al recordar su legado vienen a mi mente recuerdos de un ser maravilloso que entregó su vida por las personas más necesitadas. Un hombre valiente, cuyo testimonio de fe, amor, liderazgo y compromiso impresionaba.

Andrés Felipe Rueda Henao, docente y exalumno

Muchas de las cosas que yo soy hoy en día se las debo agradecer a lo que él hacía por nosotros como rector de la institución educativa, porque él siempre procuro brindarnos lo mejor de él, no solo como persona sino como rector y padre de la Iglesia Católica.

Jorge Mario Raigosa, docente de la banda

En marzo de 1993 el padre Diego Rivera fue quien fundó la banda del colegio y aparte fue uno de los promotores para que el programa departamental de bandas surgiera y saliera adelante.

Olga Patricia Suárez, egresada y extrabajadora del colegio

Es muy difícil que vuelvan a existir otros sacerdotes como él, que hizo muchísimas construcciones por el sector y siempre nos enseñó la puntualidad, el respeto a los demás y a estar muy unidos siempre.

*Corresponsales

Equipo de Prensa Escuela del colegio San Juan Bautista de La Sale

Diana Pía Vidal