En la noche del martes en Bogotá, en el teatro Mayor Julio Mario Santodomingo, se entregaron los premios de periodismo más importantes del país. Durante la velada el gran ganador fue el periodismo que se hace desde las regiones, resaltando iniciativas de medios digitales como Vorágine, Baudó AP, El cuarto mosquetero, Mutante y el Armadillo, entre otros fueron premiados. 

Baudó Agencia Pública terminó la noche con tres premios: Jair F. Coll como reportero gráfico, Juan Miguel Álvarez en entrevista texto y Víctor Galeano, Nathaly Hurtado y Carlos Piedrahita en crónica en vídeo. 

El Niño Dios negro nació en febrero

Jair realizó un reportaje sobre la tradición que tiene el pueblo negro de Quinamayó, al sur del departamento del Valle del Cauca, de celebrar la navidad 40 días después de la tradición occidental. 

“Es decir, mediados de febrero, lo que también corresponde con el periodo de descanso después de la cosecha de pancoger”.  

En las fotografías se puede ver cómo la comunidad realiza la celebración, que se ha conservado durante casi 200 años, y que en la actualidad, la celebración dura cuatro días. 

El grito que no se apaga

Juan Miguel Álvarez ganó con la entrevista que le realizó a Clemencia Echeverri, video artista de Salamina (Caldas), sobre la obra Treno. 

La artista define su trabajo de la siguiente manera: “Canto fúnebre de 14 minutos de duración, es una video instalación sonido de dos o más proyecciones enfrentadas. Construye un diálogo entre dos orillas del Río Cauca en Colombia, sumergiendo al espectador entre el crecimiento del agua y los gritos a través de llamados sin respuesta”. 

Álvarez empieza con las acepciones de la palabra treno, y luego teje un texto que da saltos entre la obra, las respuestas de la autora e información relevante de la artista. Una entrevista construída en cuatro actos. 

Desplazados climáticos

Galeano, Hurtado y Piedrahita realizaron tres vídeos que dan cuenta de un fenómeno natural que se ha incrementado a causa del calentamiento global: la erosión costera al sur de Riohacha, Guajira.

En los vídeos la voz de Clarena Fonseca, lideresa de la comunidad wayúu de Twuliá, cuenta cómo desde el fenómeno del niño, se ha incrementado la problemática, afectando a pescadores, pastores de chivos y comunidades indígenas wayúu que habitaron estas tierras desde hace generaciones.

Soñar un río

El medio nació en la cabeza de Laura Sofía Mejía y Victor Galeano, ambos periodistas de Pereira, que se encontraban recorriendo el río Amazonas. 

Mientras navegaban por el cauce del río, soñaron un medio para contar historias desde la sensibilidad del territorio y la dignificación del oficio del periodista. En ese camino de “soñar un río”, construyeron un medio que consolida un periodismo descentralizado, narrando historias sobre migración, medio ambiente, género y conflicto armado. 

Galeano, en comunicación con LA PATRIA, señaló que en esta edición los premios ratifican la labor realizada desde las regiones por medios alternativos, contando historias relevantes. 

“Los medios de los territorios cada vez están ocupando más espacios y siendo más relevantes en el periodismo colombiano”, dijo. 

Para el equipo de trabajo, el reconocimiento es una forma de valorar lo que se ha construído como medio, pero también el camino elegido. 

“Estamos muy contentos realmente, la felicidad no es solamente el hecho de recibir el premio como tal, o lo que representa: sumar como estas credenciales al proyecto, sino también que se reconoce a través de los premios esas historias y el esfuerzo por contar esas historias, eso nos pone como muy alegres y lo vemos como refuerzos para seguir apostándole a esas líneas”.

Otro pilar fundamental del trabajo de Baudó es la estética visual. Galeano resalta que elementos como la fotografía, el video, la ilustración y el diseño han sido claves para diferenciar sus proyectos.

“Lo visual no es solo un complemento, es una narrativa en sí misma. Intentamos que tenga la misma capacidad de narrar que un gran texto”.

El aprendizaje mutuo entre periodistas y territorios

Para Galeano, el vínculo con las comunidades ha sido transformador, con proyectos del medio como Chagra: “No se trata solamente de formarnos nosotros, sino también de aprender de los territorios. Las comunidades nos enseñan cómo abordar las historias y dónde poner el ojo”. 

Este proceso bidireccional no solo enriquece el periodismo, sino que también fortalece las capacidades locales para narrar sus realidades desde su propia perspectiva.

Baudó ha apostado por integrar estas experiencias en sus procesos de formación, enfocándose en un periodismo que prioriza las necesidades de los territorios por encima de las demandas de audiencias masivas. 

Según Galeano, este enfoque ha marcado un cambio significativo en la forma de hacer periodismo: “Los procesos de formación terminaron dirigiéndose hacia las necesidades territoriales, y eso ha fortalecido nuestra práctica”.

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