Jaime Alzate

Foto | LA PATRIA

Tuve ocasión de conocer a Jaime Alzate en Popayán, por allá por los años 50, cuando estudiábamos ingeniería en la Universidad del Cauca. Lo llamábamos Rábano, no sé por qué. Era un muchacho alegre, simpático, excelente conversador y disputado noviero. Hacía parte de la barra de los caleños y se lo peleaban las chicas en las reuniones sociales donde no podía faltar.

Migró a México donde culminó su carrera de ingeniería en el Instituto Técnico de Monterrey. Por cierto, me tocó colaborar en la homologación en Colombia de su título mejicano de Ingeniero civil. Cuando el industrial Maurice Carasso fundó a Colombit, en la búsqueda de cerebros encontró en Cali a Jaime y se lo trajo a Manizales como gerente comercial. Por razones de la expansión urgente de esta empresa en sus primeros años, Jaime me llamó para que diera mi aporte en la ejecución de las obras civiles. Muchos años, trabajamos juntos en el desarrollo de esta compañía. Por cambios societarios en Colombit, Jaime se asentó en París durante algún tiempo, para luego regresar a Bogotá donde desempeñó sus últimas actividades y luego retornó a Manizales. En esta ciudad que quiso inmensamente, participó en diversas juntas empresariales y a él se debe la fundación de Camacol Caldas.

Su columna sabatina en LA PATRIA en la que trató los temas de actualidad era acertada y comentada. Los círculos sociales extrañarán su presencia y sus opiniones, y Manizales sentirá la partida de un personaje que mucho le dejó a la región. A su esposa María Cecilia, sus hijos y demás familia nuestro dolor muy sincero.

Chao, Rabanito.

Jaime Guzmán Mejía

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