La Tienda Comunitaria de Fonditos, vereda de Manizales, es reconocida por sus aportes al beneficio de la comuidad.

Fotos I Freddy Arango I LA PATRIA La Tienda Comunitaria de Fonditos, vereda de Manizales, es reconocida por sus aportes al beneficio de la comunidad. Cada peso ganado es invertido en arreglos de vías, pintura de la escuela y ayudas a quienes necesitan desplazarse a citas médicas, desde este rincón rural. Don Jaime López es el tendero y a la vez vicepresidente de la Junta de Acción Comunal. 

La tienda de esta historia queda en las montañas. Allí se llega en carro por una vía, construida en partes con placas-huella y la mayoría en tierra, desafiando precipicios. Afuera se lee Tienda Comunitaria Fonditos. Adentro, don Jaime Arturo López dice: “A la orden, ¿qué se les ofrece?

El negocio completa 27 años al servicio de los Castañeda, Pérez, Tobón, Mejía, López, Agudelo... Funciona en una propiedad, de la Alcaldía de Manizales, a un lado de donde hasta hace unos dos años operaba la escuela.

Las vitrinas y los estand de la tienda están colmados, con cada producto y su respectivo precio pintado con marcador. Hay aceites de $3.000, $4.500, $9.000 y $17.000. Frijoles de $6.000, lentejas de $4.200 y $2.800. Sal, de $600, cuchillas de afeitar de $2.200 y Tarrito Rojo, de $2.500.

Esta tienda no es para que Jaime Arturo ni para que alguien consiga el sustento, se vuelva o rico o algo por el estilo. Esta tienda, lo dice su nombre, es comunitaria. Y las ganancias, también.

 

Un negocio de y para la comunidad en zona rural de Manizales

El señor, al otro lado del mostrador, empieza la explicación y la razón de ser de este establecimiento: “Surgió con recursos que aportaron los integrantes de la Junta de Acción Comunal. Con esa plata se surtió, y con las ganancias se volvió a surtir, hasta que se empezó a cumplir su propósito de invertir en obras de la comunidad”.

La charla continúa, mientras don Jaime se quita las gafas y pone una mano en la vitrina, repleta por encima de barriletes a $400, cucas a $200, bombones a $200. Detrás del vidrio exhibe Ibuprofeno a $500, Noxpirín a $1.200, Savital a $1.200, alcohol a $4.500.

“Lo que recogemos lo utilizamos para arreglo de vías, pintura de la caseta comunal, de la escuela, rocerías, les pagamos a camineros que reparan carreteras y otras obras que son necesarias para los habitantes”, añade don Jaime, que además de tendero es el vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de Fonditos.

Los tiempos han cambiado. La vereda y otras como La Bananera y El Corozo, todas en el límite Manizlaes-Neira, se abastecían de mercado en la tienda.

Su relato da cuenta de la soledad y de la baja en ventas. “Llegaban familias enteras a mercar. Ya mucha gente ha dejado el campo, con decir que en esta vereda solo queda un niño. El resto son adolescentes y adultos. La gente compra algunas cosas en semana, que una libra de arroz, que una botellita de aceite, que el gas, que las pastas, que el atún...”.

Los Castañeda Agudelo encuentran que la tienda es de utilidad porque allí consiguen productos útiles para el diario. Andrea ve con buenos ojos que este negocio siga abierto. “Es un buen servicio que tenemos aquí tan lejos de todo”, coinciden los casi 90 pobladores de 37 familias del lugar.

 

Disponibilidad de la Alcaldía para ceder, en comodato, bienes de interés comunitario

El temor es que la Alcaldía de Manizales les reclame la propiedad y lo tengan que cerrar, como ocurrió con la parte donde funcionaba la escuela.

Sin embargo, al contactar con la Administración municipal esa inquietud de la comunidad está lejos de ser realidad, siempre y cuando la tienda cumpla con el objeto social de utilizar las ganancias en el bienestar de quienes viven en Fonditos.

El secretario de Educación de Manizales, Andrés Felipe Betancourth, dice que como la escuela quedó con pocos niños hubo que cerrarla y llevarlos a la primaria del colegio Rafael Pombo, en la vereda La Garrucha.

El proceso siguiente, una vez eliminada la licencia como establecimiento educativo, es entregarla a la Oficina de Bienes de la Secretaría de Hacienda Municipal.

“La idea es entregar los bienes en comodato a fundaciones u organizaciones sin ánimo de lucro, o sea, que no haya usufructo de un privado, ya que eso no puede ocurrir con bienes públicos”, comenta Betancourth.

El funcionario conoce el caso particular de la tienda en la sede comunal. Destaca este tipo de usos, debido a que a pesar de manejar dinero, este lo invierten en las labores comunitarias, para la que precisamente está creada la Junta de Acción Comunal. Nadie se lucra económicamente de ella.

Es más, añade don Jaime, con las ganancias suplen pasajes de gente

que viaja a diligencias médicas o a reuniones en la Alcaldía, y otras vueltas en Manizales. “Es para gente muy necesitada.

 

La ruta para llegar a un tienda en las montañas manizaleñas

Foto I LA PATRIA. La vereda Fonditos queda en el norte de la zona rural de Manizales, en le l{ímite con el municipio de Neira. Por allí hay otras veredas como La Garrucha, Lisboa, Tarroliso, Mina Rica, San Gabriel, El Corozo, La Banera. 

La tienda en general está bien surtida. Gaseosas, cigarrillos, pasteles, leche, papel higiénico, candelas, frutiño, chocolate y chocolatinas, café, papitas, mejor dicho De Todito. Eso sí, a nadie le fían, salvo que sea muy conocido y reconocido como buena paga en la comunidad.

A la vereda, en el extremo norte de la zona rural de Manizales, se llega luego de pasar por Villa Pilar y La Linda, en la vía a La Cabaña. Desviarse por la Quiebra de Vélez hasta llegar a San Gabriel, Lisboa, La Garrucha.... y por fin Fonditos. En medio de laderas, desfiladores y postales de paisajes naturales a la vista, cubiertos de café y mucho mucho verde, aparece en una pared un sencillo y a la vez inspirador letrero: Tienda Comunitaria Fonditos.

 


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