Como antesala a la celebración del Centenario del Monasterio de la Visitación, las religiosas encoran con voces e instrumentos las misas solemnes del Triduo, oficiadas en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús.

Fotos | Juan Carlos Unda | LA PATRIA

Como antesala a la celebración del Centenario del Monasterio de la Visitación, las religiosas encoran con voces e instrumentos las misas solemnes del Triduo, oficiadas en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús.

LA PATRIA | MANIZALES

Unas rejillas de color blanco son las líneas que separan lo mundano de un mundo sagrado, en el que vive la hermana Luz Helena Barco Fonseca, dentro del Monasterio de la Visitación Santa María, claustro que cumple 100 años de existencia en Manizales.

Sentada en una salita de recibo de visitas, se aprecia el rostro de una mujer con tez blanca, en el que se resaltan unos ojos expresivos que proyectan cordialidad en medio de gestos espirituales. Su silueta está cubierta por un hábito de color negro, con velo y pechera blanca, que cubre desde su cabeza hasta sus extremidades inferiores. Debajo del peto blanco, la religiosa muestra una cruz de acero con pequeñas reliquias por dentro de la armadura, que cuelga desde una cadena.

La hermana aún recuerda que admiraba desde niña la devoción de su mamá por la Santísima Virgen María y todo su instinto piadoso y que esto fue lo que la motivó a tomar la decisión, a sus 17 años de edad, de dejar su hogar en Chinchiná (Caldas) para sumergirse en el mundo religioso, que a ella le fascinaba.

"Conocí el Monasterio desde que tenía 15 años, por una familiar. Aunque me sentía plena con mi familia (padres y hermano), sentía que tenía muchos vacíos en mi campo espiritual y decidí llenarlos en el Monasterio de la Orden de la Visitación, desde hace 31 años", expresó. Una monja de clausura es la que decide hacer los votos religiosos por el resto de su vida.

"Acudí al llamado de Dios y quise tener esa vida sencilla que tuvo la Sagrada Familia en el hogar de Nazareth, enmarcada en la humildad, la pobreza y la riqueza espiritual", agregó la hermana, quien también fue madre superiora de este convento, entre el 2017 y el 23 de mayo del 2023.

Con el libro en su mano, alusivo a los 100 años del Monasterio e inspirado en un don otorgado por el Sagrado Corazón de Jesús, la hermana desde esas rejillas blancas, que la separan de ese entorno exterior, abrió las puertas de su alma, para dejar ver cómo es un día de su cotidianidad dentro de la congregación.

"Nosotras tenemos una renuncia mucho más profunda a los lugares externos, aunque de esta reja para acá hay mucha más libertad", agregó con su tono de voz suave y cálido a la hora de expresarse.

 

Cien años atrás

El 25 de octubre de 1924 llegaron a la capital de Caldas ocho religiosas, del Monasterio de la Visitación de Bogotá, en un viaje de cinco días a caballo para iniciar la fundación de un convento destinado para monjas contemplativas, con inspiración divina al Sagrado Corazón de Jesús.

Los fundadores de la primera comunidad de la Orden de la Visitación en el mundo estuvieron en Francia, fueron San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca de Chantal, en 1610.

 

Libro

"Estamos contando la historia de la comunidad, en el libro se relata desde su fundación, en la Orden de la Visitación y de sus creadores", indicó la hermana Luz Elena.

Ella hizo énfasis en que es la recopilación de lo que las anteriores religiosas dejaron escrito a través de sus bitácoras, para las siguientes generaciones que llegan al recinto sagrado.

"La hermana María de Sales Molina, con muchos dones para la literatura, inició todos los cimientos de lo que es la esencia del libro. Además nosotras tenemos la costumbre de que cuando se muere una hermana, se le hace un pequeño recuento de su vida y todo su trasegar dentro de la comunidad religiosa", agregó la religiosa caldense.

Es así como en esta tradición aparecen reseñadas las 56 monjas que han muerto durante el transcurso de los 100 años de existencia del monasterio

"También habla de nuestra espiritualidad y por qué fuimos fundadas como congregación, además destacamos que fue el tercer monasterio creado en Colombia", indicó la religiosa con el libro en su mano derecha.

 Más que cerca que nunca, la hermana Luz Elena Barco Fonseca, dejó ver el libro Un Don del Sagrado Corazón de Jesús, conmemorativo a los 100 años del Monasterio La Visitación Santa María en Manizales.

Más que cerca que nunca, la hermana Luz Elena Barco Fonseca dejó ver el libro 'Un Don del Sagrado Corazón de Jesús', conmemorativo a los 100 años del Monasterio de la Visitación Santa María en Manizales.

 

Cifras sagradas

  • En Colombia existen 12 monasterios de la Orden de la Visitación, tres en Antioquia.
  • En el monasterio de Manizales habitan 19 hermanas y otras llegan o salen en calidad de misioneras
  • Cada religiosa tiene su respectiva celda para dormir y descansar. El área del aposento es de tres metros cuadrados, en la que tiene cabida para una cama sencilla, un nochero, una silla, tres cuadros y un crucifijo.
  • Cada año, los 28 de diciembre, las monjas cambian de celda, de cruz en sus hábitos, también de camándula y de todo lo que signifique apegos materiales, como símbolo de mudanza y de que van de peregrinas por este mundo terrenal.

 

Mitos y realidades

  • Es falso que las monjas del claustro se quedan alejadas de sus seres queridos, porque cada mes, las pueden visitar sus familiares, en un día dominical, durante una hora a través de las rejas
  • Antes del Concilio Vaticano Segundo (1962-1965) las del claustro no se dejaban ver el rostro ni salían al exterior. En la actualidad pueden asistir a citas médicas y en ocasiones especiales.
  • En la actualidad las religiosas tienen opción libre de permanecer o retirarse del convento, más que todo las aspirantes, postulantes y novicias. Las profesas temporales y las profesas solemnes, por lo general se quedan durante toda su vida en el claustro.
  • En caso de que una religiosa muera, los familiares ingresan al monasterio para los actos de velación en la capilla, y la inhumación es dentro de su propio cementerio, ubicado en el claustro, en el que las demás hermanas encoran los cánticos para ese acto de despedida.  
  • El sacerdote Efraín Castaño les da el sacramento de la confesión, cada 15 días.

 

El día a día

Desde que se levantan hasta que se acuestan las religiosas asumen actividades en medio de la oración, el recogimiento y la integración:

  • 4:45 a.m. Hora de levantarse, tienen 40 minutos para organizar la celda y vestirse con sus hábitos religiosos.
  • 5:25 a.m. Suena la campana, que indica bajar al coro a interpretar el Angelus en la capilla y el rezo del oficio divino.
  • 6:00 a.m. Oración personal frente al Santísimo Sacramento del Altar.
  • 7:00 a.m. Santa Misa con el sacerdote capellán.
  • 8:00 a.m. Desayuno
  • 8:30 a.m. Se turnan para las oficinas, que son los oficios en la cocina, comedor y demás áreas, en las que trabajan en completo silencio.
  • 11:00 a.m. Oficios divinos, cánticos y en coro por las plegarias de la gente del mundo exterior.
  • 12:00 m. Ángelus y suena la campana para llegar al comedor en postura de recogimiento.
  • 12:45 p.m. Recreo.
  • 1:45 p.m. Acto de obediencia en el que la madre superiora les pasa un listado de plegarias e intenciones de las personas, que desde afuera, lo solicitan a través de diversas maneras y así encomendarlos en oración.
  • 2:00 p.m. Oficios en las oficinas.
  • 3:40 p.m. Merienda espiritual
  • 4:00 p.m. Lecturas bíblicas, oraciones personales, rezo del Santo Rosario, visita al Santísimo Sacramento del Altar.
  • 5:50 p.m. Formación permanente para la preparación de la comida.
  • 7:00 p.m. Encuentro en el comedor.
  • 7:50 p.m. Recreo
  • 8:40 p.m. Segunda obediencia y ruegos por las intenciones de las personas.
  • 8:50 p.m. Toque de campana para el silencio mayor.
  • 10:00 p.m. Hora de entrar a las celdas para dormir.

 


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