Alerta con algunas inmobiliarias de Manizales
Señor director:

Es una triste historia la de un funcionario que por motivos de trabajo debía trasladarse a otra ciudad. El funcionario en mención se encontraba como inquilino en un apartamento alquilado por una inmobiliaria de la ciudad, su contrato vencía el 30 de marzo del año en curso y desde el primer día de este mes se le informó por escrito a la inmobiliaria que debía salir de la ciudad el día 20 de marzo a pesar de haber cancelado el canon de arrendamiento correspondiente por todo el mes.
La inmobiliaria le responde que el comunicado se debió haber hecho con tres meses de antelación, antes del vencimiento del contrato. Teniendo en cuenta que el desplazamiento para otra ciudad fue inesperado y fortuito, se acude a la inmobiliaria con el ánimo de conciliar. La respuesta fue que debe cancelar una multa de tres meses de arriendo y como no se tiene todo el dinero completo en el momento, debido a la premura del tiempo para el desplazamiento a la nueva ciudad para el nuevo cargo, se le hace un ofrecimiento. La inmobiliaria no acepta y advierte que de no pagarlos inmediatamente, no se le permitirá sacar sus pertenencias del apartamento.
Esta actitud tan radical afecta de manera muy severa el estado anímico y emocional del cliente y por supuesto de su familia.
A manera de reflexión: sería muy conveniente que las inmobiliarias revisaran algunas normas tan injustas y radicales, con las que se anula el diálogo y la concertación, afectando la tranquilidad y la toma de decisiones oportunas para mejorar la calidad de vida de sus clientes que se han destacado en responsabilidad y cumplimiento en el pago del arrendamiento. Es imposible dar un aviso con antelación a tres meses cuando se ha presentado la oportunidad de un cambio para ir a laborar o vivir a otro lugar, son casos inesperados que el destino nos presenta.
Como suplica el Chapulín Colorado: ¿… y ahora... ¿quién podrá defenderme?
Y como dice la canción: “Ni Gucci ni Prada”.
Suscriptora

Por favor, dejar a los taurófilos en paz
Señor director:

Considero que todos los caldenses que están en el Congreso de Colombia deberían por simple cariño a la Patria chica, no dejar que se extingan en el país las corridas de toros, porque ello llevaría al fracaso a la Feria de Manizales, que a nivel nacional e internacional perdería todo su atractivo con el fanático actuar. Los toros no tienen reemplazo, además que son la columna vertebral del festejo. A los que no les guste el Arte de Cúchares bien pueden irse a jugar tejo o billar. Déjenle la vida tranquila y en paz a los taurófilos.
Indicado el momento para escribir que tampoco deben ser tan dictatoriales al querer acabar también con las riñas de gallos, las corralejas y otras expresiones parecidas, muy ligadas al alma en variados segmentos de la población. Lo interesante sí sería que los detractores de tales gustos se preocuparan más por la alta criminalidad que se vive en el país y entregaran soluciones. Ni los gallos, ni los toros, ni las corralejas provocan grados de inseguridad en las familias, además de que están inmersas dentro de la economía naranja.
Rogelio Vallejo Obando
 

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