Buenas noches, fray
Señor director:
Diciembre 28: volví a pasar por Honda, Tolima, luego de mucho tiempo. Recordé un hecho esotérico que ocurrió en 1973 cuando trabajé en la Parroquia del Rosario y su colegio. Me familiaricé visualmente con una madre y sus hijas que asistían diariamente a misa, bien todas o alguna. Un día me saludé con la madre en el atrio. Ella puso tema. -Me gustaría que pudiera algún día ir a mi casa para observar algo raro que ocurre-. Me dijo. Y añadió: -con el sacerdote hablé de esto, pero no prestó atención-. Está bien, le dije. Espero su llamada cuando sea el momento. Nos despedimos. Le comenté al padre Hernán el diálogo con esta dama. -No creo en lo que dicen que sucede, ella y algunos vecinos. Usted verá si acepta su solicitud-, dijo el sacerdote. Estábamos concluyendo la cena, cuando la dama me llamó. Le comenté al padre. Salí de la casa cural. Al llegar, sentí un llamativo silencio, estando la sala, corredor, estudio y alcoba llenos de personas.
La señora se acercó y saludó. Nos dirigimos a la alcoba. Un grupo rodeaba una cama en la que yacía una de las hijas, ojos cerrados y respondiendo preguntas que le hacían. Fui presentado como religioso de la parroquia al fraile que ocupaba el espacio interior femenino. Lo saludé. Respondió y dijo que si tenía alguna inquietud. Se me ocurrió decirle que al día siguiente viajaba a Bogotá para unas diligencias. -Te va a ir bien. Ten cuidado al regreso-, dijo fray. Luego, todos rezaron una oración inédita para mí. Dio recomendaciones de ir a la misa y orar. Se despidió. El cuerpo de la joven convulsionó. Despertó. Trajeron una jarra llena de agua y toda se la bebió, como deshidratada. Me saludó. Me retiré de la alcoba. La madre se acercó. Le dije: -Veo signos de una vivencia espiritual positiva. Voy a indagar un poco y hablamos. Cuando regresaba de Bogotá, arriba de Villeta había un enorme derrumbe. Varios caminamos entre piedras y lodo hasta llegar a un bus que nos trajo hasta Honda.
Alirio de los Ríos Flórez.
Espera el fin del actual Gobierno
Señor director:
Lo único para lo que ha servido este nefasto Gobierno es para destruir todo lo que teníamos: la salud destruida, las horas laborales cada día menos, las pensiones ahora toca buscar quién nos la administre. ¿Por qué no dejó las cosas como estaban?, sólo ha traído caos y desolación con la ayuda del Congreso comprado con plata. Ojalá se acabe rápido.
Laura Victoria Franco Botero