El general en retiro Carlos Fernando Triana es el tercer oficial de la Policía Nacional que es llamado nuevamente a vestir el uniforme para asumir la Dirección de la institución.

El nuevo director es uno de los oficiales retirados por el presidente Petro, dentro de las purgas impulsadas bajo su Gobierno, pese a la cadena de mandos y servicios prestados por este alto oficial que en el momento de su desvinculación en el 2023 venía desempeñándose como inspector general de la Policía.

El segundo en ser llamado nuevamente a vestir el uniforme, luego de su retiro por línea de mando, después de 34 años de servicio, fue el general William René Salamanca quien asumió el mando el 9 de mayo de 2023 y quien acaba de renunciar en el marco de una nueva crisis ministerial sin precedentes.

Reincorporarse a liderazgos en las Fuerzas de un Gobierno que ha desmantelado la estricta formación militar, no solo en la Policía sino también en el Ejército, es el reconocimiento tácito de un fatal error cometido por el presidente Petro, quien no encuentra oficiales “completos” para dirigir la institución y debe llamar a uno de los de afuera para que la dirijan.

Pero aun así, llamando a uno de los más estructurados oficiales con miras a recomponer la desbarajustada institución, el problema continúa, pues el traer un general retirado y reincorporarlo, cae supremamente mal en quienes se sienten menospreciados en la línea de mando.

¿Si el general Triana no cumplía con las expectativas de mando en el momento de su retiro por el presidente Petro en el 2023, qué lo hace ser el hombre indicado para dirigir hoy los destinos de la decadente institución?

Con el retiro del servicio activo de un considerable número de oficiales que ostentaban el grado máximo dentro de la Policía y las Fuerzas Armadas y el consiguiente reintegro de unos pocos, ¿no se está reafirmando el presidente, insistimos, en un error de graves consecuencias?

¿Lo del Catatumbo, Montes de María, Sur de Bolívar, Occidente antioqueño, Sur de Chocó y bajo Calima, medio y bajo Atrato, norte y sur del Cauca, sur del Valle del Cauca, Pacífico nariñense, Caguán, Yarí, Ariari y bajo Putumayo, sabana y piedemonte araucano, no son frentes de guerra existentes por la inacción de nuestras Fuerzas Armadas?

Hasta antes de lo del Catatumbo, Valle, Antioquia y Nariño tenían la mayor tasa de asesinatos por cada 100.000 habitantes. Del 7 de agosto de 2022, día en que tomó posesión el Gobierno de la “paz total”, a diciembre de 2024, han sido 954 miembros de la Fuerza Pública que han salido por decisión de Petro. Pero mucho más grave es la deserción bajo este Gobierno.

Según recientes estudios, las cifras de uniformados que se han retirado desde la misma fecha del 7 de agosto del 2022, ascienden a 24.407 miembros, de los cuales 13.618 pertenecían a las tropas del Ejército Nacional, 9.817 a la Policía, 603 a la Fuerza Aérea y 369 a la Armada Nacional, aduciendo que no hay garantía alguna para los hombres y mujeres que conforman las distintas fuerzas, señalando, además, que los ceses bilaterales que perversamente se dan solo permiten el fortalecimiento de las estructuras criminales, llenando de incertidumbre y desmoralización a nuestras tropas.

Y esto se da, precisamente en el “Gobierno del cambio”.