Sin lugar a duda el proyecto energético conocido como Miel II anda en alto riesgo y no logre cristalizarse. Son muchos años los que lleva en estudios y trámites para conseguir un socio estratégico que se encargue de su construcción y manejo. No va a ser fácil para la Gobernación lograr que se revoque la reciente decisión adoptada por la autoridad ambiental a nivel nacional, más conocida como la ANLA, de cancelar la licencia ambiental del proyecto, que había sido aprobada en el año 1994.
Además de las dificultades ambientales por las que atraviesa, el proyecto tiene problemas con la línea de conducción de la energía, el doble pago de las multas que ha tenido que realizar por incumplimiento en sus compromisos y por la pérdida de confianza de los potenciales inversionistas y del movimiento ambiental campesino del oriente del departamento.
Inicialmente la conducción de la línea de energía se tenía contemplada para una longitud de dos kilómetros, los últimos requerimientos determinaron que hay que llevarla hasta las cercanías de Mariquita – línea que se llama San Felipe-, lo que aumenta la conducción a 30 kilómetros, lo que requerirá además la legalización de las franjas y servidumbres y su correspondiente licenciamiento ambiental.
Con respecto al incumplimiento antes mencionado, hay que tener en cuenta que el sector energético para poder desarrollar el proyecto exigía una póliza que garantizara que en un tiempo determinado se tendría en funcionamiento la hidroeléctrica. Este plazo se ha vencido en dos oportunidades, razón por la cual se han tenido que pagar dos sanciones. Una por dos millones de dólares en el año 2012, que la pagó Unión Fenosa, hoy EPSA, que era el socio estratégico en ese entonces y la segunda por un millón de dólares en el año 2022, que la tuvo que cancelar la Gobernación.
Son muchos los años que han pasado en la búsqueda del socio estratégico lo que ha traído consigo que el proyecto no haya iniciado su construcción y que los campesinos, que conformaron un movimiento ambiental, se hayan convertido en opositores.
Son aproximadamente $50 mil millones los que a la fecha ha invertido la Gobernación. Actualmente todos los esfuerzos están concentrados en la elaboración del recurso de apelación ante la ANLA, que en caso de ser rechazado, la decisión sería cancelar el proyecto y botar la plata invertida a la basura o, replantearlo, como quien dice: barajar y volver a dar.
Las condiciones de suministro de energía en el país no son las mejores. Hace pocos meses nos salvamos del apagón gracias a las térmicas y ante el verano inesperado y prolongado que estamos padeciendo, vuelve a presentarse la probabilidad que se llegue a ocurrir. La fragilidad del sistema es muy alta.
Miel II es un proyecto energético amigable con el medio ambiente, que bien manejado puede contribuir en el progreso y desarrollo de la región. No se puede olvidar el impacto turístico que trajo consigo el embalse del rio La Miel. Tampoco se puede desconocer el alto potencial hidroeléctrico del oriente del departamento, donde se cuenta con más de 15 proyectos que están en estudio y esperando su viabilidad.
Falta ver qué tan interesado estará el gobernador en seguirle inyectando recursos al proyecto y sobre todo si está dispuesto a emprender rápidamente las acciones requeridas para recuperar la confianza y el apoyo de la comunidad.