El país tiene actualmente unos problemas críticos que amenazan su estabilidad y su futuro.
Dificultades como las que se presentaron recientemente en el Catatumbo muestran un panorama desolador. Lo sucedido allí dejó aproximadamente una centena de muertos y más de 30.000 desplazados.
El Catatumbo lleva más de dos décadas de olvido y abandono y la propuesta de “Paz Total” contribuyó al deterioro del orden público. Han sido muchos los consejos de seguridad que este Gobierno ha realizado en la región y muchas las promesas incumplidas.
El Eln se ha fortalecido porque ha aprovechado la facilidad de comunicación con Venezuela, lo que permite que en Colombia sean guerrilleros y que allí posen de paramilitares contando con el apoyo del régimen de ese país, lo que complica su control y manejo.
Se estima que alrededor del 70% de los combatientes de este grupo son venezolanos.
Se necesitan acciones decididas para recuperar el control territorial y atender las necesidades sociales de la población afectada.
La solución no está en decretar una conmoción interna, que más parece una oportunidad para recuperar parte de la plata perdida con su fallida reforma tributaria.
Lo más complicado es que según la Defensoría del Pueblo, se tienen cuatro regiones en el país que están corriendo el mismo riesgo del Catatumbo. Falta esperar lo que diga la Corte Constitucional sobre la viabilidad del decreto.
Por otro lado, el sector energético también atraviesa una crisis seria. La decisión del Gobierno de suspender la exploración de hidrocarburos y no firmar nuevos contratos, ha generado incertidumbre y ha complicado el servicio de energía por el incumplimiento de los compromisos con estas empresas, especialmente en lo relacionado con los pagos de los subsidios a los estratos 1, 2 y 3, de los cargos por confiabilidad.
Estos fueron establecidos durante la pandemia, para evitar el incremento de las tarifas dado el atraso en el pago del servicio de las edificaciones donde funcionan las entidades públicas.
Los incumplimientos tienen ilíquidas a las empresas suministradoras de energía eléctrica y de gas trayendo consigo apagones en los territorios y podría llevar a la suspensión de la prestación del servicio en todo el país.
Otro aspecto alarmante es el deterioro en la atención de la salud. La intervención de las EPS sirvió para agravar el problema.
La atención a los pacientes cada día es más deficiente, lo mismo que el suministro de medicamentos. La mala prestación del servicio se refleja en la pérdida de vidas humanas.
La pelea entre Petro y Trump se sabía que se iba a presentar. De pronto se dió más rápido de lo esperado. Ambos mandatarios, que son de extremos políticos diferentes, comparten características comunes como el narcisismo, la soberbia, el autoritarismo y son bocones.
Petro con un trino a las tres de la mañana -quién sabe dónde estaba- prohibió el ingreso de unos aviones que traían a unos inmigrantes ilegales colombianos y Trump aprovechó el “papayaso” para mostrar todo su poder y su capacidad de matoneo, no solo a Colombia, sino al mundo entero.
Por las amenazas y decisiones de Trump fueron muchos los colombianos que el domingo pasado se desvelaron y siguen muy preocupados. Al final se logró conjurar la crisis, pero no se puede cantar victoria. Con Petro y Trump cualquier cosa puede suceder.