Los colombianos nos encontramos viviendo un momento muy difícil. Petro está envalentonado invitando al pueblo a salir a las calles. Con dificultades en el suministro de energía y de gas. La seguridad cada día esta más complicada, lo mismo que la atención en salud. El país ha sufrido enormemente por la falta de planeación de los gobernantes, de la que no se escapa el presidente Petro, quien además de ser mal planificador, ha sido un pésimo ejecutor. Una muestra clara de la falta de planeación es el racionamiento de agua en Bogotá, flagelo que van a sufrir por largo tiempo. Todavía no tienen claro qué van a hacer para aumentar la oferta de agua.

Con respecto a la energía, es muy probable que tengamos apagón los años entrantes. El Fenómeno de El Niño tardó mucho más de lo que se esperaba, los embalses están en niveles muy bajos y no van a alcanzar a recuperarse antes de que se acabe el invierno. Así mismo, la demanda ha venido creciendo, la disponibilidad de energía ha permanecido estable y no hay proyectos importantes que vayan a entrar en operación en el corto plazo. Al inicio del Gobierno se decía que las reservas de gas natural daban para más de siete años. Sin embargo, el año entrante empezará a faltar este combustible y seguirá aumentando el déficit, lo que traerá un posible racionamiento o en su defecto la necesidad de importarlo, con el consiguiente incremento en la tarifa.

La paz total ha sido un fracaso. Los grupos armados han crecido en personal y en control territorial. Diariamente se presentan masacres, amenazas y extorsiones. Estamos volviendo a las épocas en que no se podía transitar por carreteras nacionales. Después de la intervención de las EPS por el Gobierno, la prestación del servicio de salud se ha venido deteriorando. Desde el día siguiente de su posesión, Petro empezó su campaña para el 2026. Muy rápidamente habló de un golpe blando para su Gobierno. Aprovechó la reciente decisión del Consejo Nacional Electoral para denunciar, a nivel nacional como internacional, que en Colombia se está fraguando un golpe de Estado. También se debe tener en cuenta que por tiempos procesales, muy probablemente la investigación va a terminar archivada, como ha sucedido en tiempos pasados con otros mandatarios.

Petro está a sus anchas, como buen anarquista está invitando a sus seguidores a que salgan a protestar a las calles y les prohibió a las fuerzas militares que los controlen. Cada día se victimiza más alegando que no lo dejan gobernar, con lo que pretende afianzar su apoyo y si es posible, aumentar el número de sus seguidores, que afortunadamente para el país no es tan alto como quisiera.

La estrategia del presidente es intimidar y atemorizar al Congreso y a la Rama Judicial para que sean aprobadas sus reformas sociales. Su gran apuesta es que el año entrante consiga el control de la Corte Constitucional, donde se tienen que nombrar cuatro nuevos magistrados, con los que pueda tener el apoyo que necesita para que le aprueben sus decretos presidenciales, entre ellos su posible postulación a la reelección. El acuerdo nacional del ministro Cristo nació muerto. Ingenuamente, como muchos colombianos, le “comió cuento” a Petro. Lo que quiere el presidente, como muy bien lo dijo, es tomarse el poder.