Contar multitudes con datos es un reto, pero no es imposible. Tampoco es que exista el método infalible, pero hacerlo es un deber de honestidad. Esto es aún más importante para los gobiernos, cuando usan dinero público en eventos como conciertos, exposiciones y desfiles.
En este sentido, un reto para trazarnos es el de construir datos más confiables sobre el impacto de la inversión pública en la Feria de Manizales. Se habla este año de $12.000 millones para la festividad. Podríamos decir que, en cuatro años, la Alcaldía habrá gastado en la Feria cerca de $13.000 millones más de lo que costó un intercambiador vial como el de Los Cedros (que llegó casi a $35.000 millones). Con una inversión así, parece muy necesario saber cuántas personas asisten a los eventos, cuántos artistas locales se benefician, cuánta inversión se trae a la ciudad.
El reto puede partir de pensar al menos tres estrategias para la Feria de Manizales, en asistencias e impacto en los actores culturales. Primero, siempre utilizar un método serio para contar la participación. Segundo, explicar cómo se obtuvieron los datos y contar quién es la fuente. Tercero, integrar y comparar la información de la Feria con los datos existentes del sector cultural.
Primero, las formas de conteo permiten la medición y comparabilidad del impacto, y una evidencia más sólida para la futura toma de decisiones. Los números que se publican -hay algunas excepciones- suelen ser presentados con redondeos y aproximaciones inexplicables, que además no revelan cómo se sacaron. 30 mil personas fueron, 80 mil asistentes vieron, 20 mil turistas visitaron… así, sin más. Hacerlo de esta forma muestra que los aforos se asumen como un tema menor, lo cual impide saber si tiene sentido lo que se invierte de nuestros impuestos.
Existen desde las validaciones con entradas o boletería, hasta formularios de asistencia que hoy cuentan con opciones tecnológicas de automatización y eficiencia. El giro está en incorporarlas siempre como un inamovible en el desarrollo de cualquier evento. Incluso, para desfiles o concentraciones, pueden usarse herramientas como mapchecking.com o sus similares, que con mapas digitales y fotografía aérea permiten mejorar los métodos de cálculo de personas, a partir de la densidad de asistentes por metro cuadrado. El giro está en invertir en la capacidad técnica para esto.
Segundo, al mostrar la fuente de donde se toma el dato y explicar cómo se construyó, resulta ser garantía de transparencia y confianza. Así como esperamos que el encuestador revele su muestra, o que el científico explique su método, de la entidad que usa recursos públicos para un evento esperamos que cuente quién construye los datos de su impacto. ¿Lo mide la Alcaldía o el contratista del evento? ¿Un auditor externo? A su vez, revelar el método de conteo hace más honesto el resultado, da contexto para interpretar, vuelve más sano el debate público.
Tercero, al integrar los datos de la Feria con otra información del sector, permite dar mayor sentido a los objetivos de la fiesta. Me explico con un ejemplo. Según el Sistema Nacional de Información Cultural —SINIC— (https://www.sinic.gov.co/), del Ministerio de las Culturas, Manizales tiene registro de 167 gestores culturales, 133 intérpretes instrumentales, 87 intérpretes vocales y 63 bailarines. Tiene allí registrados cinco espacios para las artes escénicas, cinco museos y doce inmuebles patrimoniales. ¿Cuántos de esos actores y espacios culturales se benefician con la Feria? ¿Quién debe medirlo y cómo? Es definirlo y contarlo con honestidad a todos, que pagamos parte de nuestra fiesta.