De la columna del señor Jorge Enrique Pava Quiceno: “Está en la magín del presidente* que anda desesperado por su pérdida total de autoridad” (LA PATRIA, 11/10/2024). Correctamente, “Está en el magín del presidente...”, porque ‘magín’ es masculino (género gramatical), palabra que procede del verbo ‘maginar’ (‘imaginar’), del latín ‘imago-inis’ (‘imagen, figura, forma, representación, retrato’), y que significa ‘imaginación’. Sinónimos suyos son ‘entendimiento, mente, caletre, mollera, chirumen’. *Nota: la mayoría de los columnistas escriben el término ‘presidente’ con mayúscula inicial, erradamente, porque es un sustantivo común, como papa, rey, reina, gobernador, alcalde, etc.
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Titular del diario La República, enviado por el lector Martín Alberto Aristizábal Higuera “La escritora, artista y poetista Han Kang es la nueva Nobel de Literatura” (11/10/2024). ¿Poetista? Es, con seguridad, un mero gazapo, o, si lo prefiere, un error de digitación, pero tan visible que no es aceptable. Algunas mujeres, inspiradas por Erato, la diosa griega de la poesía, se dedican a este género literario, pero les disgusta que les digan ‘poetisas’, el femenino lógico de ‘poeta’, como de ‘profeta, ‘profetisa’. Quizás este rechazo hizo que la Academia de la Lengua, en la vigésima tercera edición de su diccionario (2014), a su etimología, le añadiera esta nota: “Para el femenino, úsase también la forma ‘poeta’”, observación que, me parece, sobra, pues inmediatamente después da esta definiciones: “m. y f. 1. Persona que compone obras poéticas. // 2. Persona dotada de gracia o sensibilidad poética”. Y sabemos que ‘persona’ es el individuo de la raza humana, hombres y mujeres. Además, en la edición anterior (2001) enseña que ‘poeta’ es nombre común, y le asigna esta acepción: “Persona que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas”. Y sabemos que el ‘nombre común’ es el que designa los dos géneros gramaticales, el masculino y el femenino. El término ‘poeta’ viene del latín ‘poeta-æ’, masculino, (‘artesano, hacedor, inventor de alguna cosa; poeta’), que lo tomó del griego ‘poietés’ (‘creador, autor, poeta’). Son muchos sus sinónimos, entre ellos, ‘aeda, vate, rapsoda, bardo, trovador, felibre, juglar, rimador’, etc. Su verbo es ‘poetizar’, como de ‘profeta’, ‘profetizar’.
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La locución ‘esperar por’, es, como lo anoté hace poco, un anglicismo, pues es la traducción literal de la inglesa ‘to wait for’. Insisto, en nuestro idioma, el verbo ‘esperar’ es transitivo, por lo cual sobra la preposición ‘por’ para introducir su complemento directo. El editorialista de LA PATRIA, obviando esta norma, escribió: “Mientras tanto, el país real sigue esperando por acciones y soluciones” (11/10/2024). Como lo pide la gramática; “...sigue esperando acciones y soluciones”. Por esta razón, la traducción de la obra de Samuel Beckett, Waiting for Godot’, es ‘Esperando a Godot’.
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Titular de primera página de LA PATRIA: “Manizales se ranquea en el quinto lugar de competitividad” (17/10/2024). Y en la página 3, el periodista Juan Carlos Layton escribe: “La capital de Caldas se logró rankear...”. Más digerible ‘ranquear’, porque el Diccionario panhispánico de dudas tiene la entrada ‘ranquin’, de la cual enseña: “Adaptación gráfica propuesta para la voz inglesa ‘ranking’, ‘clasificación jerarquizada de personas o cosas’. (...). Su plural es ‘ránquines’. Aunque, por su extensión, se admite el uso del anglicismo adaptado, se recomienda emplear con preferencia las expresiones españolas ‘lista, tabla clasificatoria, clasificación o escalafón’, según convenga”. Y como tiene que ser, porque, si el castellano tiene las palabras que traducen con suficiencia las inglesas, ¿por qué no preferirlas?