Uno de los vicios del lenguaje más extendido en todos los lugares donde se habla  castellano es el empleo de la redundante locución ‘por parte de’, por ello,  inútil, y de la que he hablado en muchas oportunidades. Sin resultado positivo, porque ya es imposible desarraigarla. Lo comprueba la siguiente cláusula: “Además (...) se espera la construcción de la sede Agroindustrial de la Universidad de Caldas en Anserma por parte del Ministerio de Educación y la culminación de los colegios por parte del FFIE-Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa” (LA PATRIA, Marco Antonio Londoño Zuluaga, 16/7/2024). Sin la omnipresente locución, y castizamente: “...por el Ministerio de Educación...” y “...por el FFIE...”. La razón es simple: la preposición ‘por’, ella sola, sin colgandejos innecesarios, desempeña en estos casos (de oración pasiva) su oficio de ‘indicar el agente del verbo’, a saber, la persona o cosa que ejecuta su acción. Elemental. 

***

De una misiva a la Voz del lector: “Habían cerca de 8 vigilantes, y como era poner una cajita pequeña, me parquié afuera...” (LA PATRIA, Revivir La Nubia, Óscar Felipe Torres Jurado, 18/7/2024). Dos errores: el primero, ‘habían’, porque, como es sabido, el verbo ‘haber’, cuando significa existencia, se conjuga exclusivamente en la tercera persona del singular, sin excepciones (“Había cerca de 8 vigilantes...”). El segundo, ‘parquié’: castizamente, ‘parqueé’, ya que el verbo es ‘parquear’, cuya raíz es ‘parque-’, terminación, ‘-é’. Este verbo es un anglicismo (de ‘to park’, ‘estacionar’), que entró al diccionario de la Academia de la Lengua en su decimonovena edición (1970) con el significado de ‘aparcar’ (“De parque. Colocar transitoriamente en un lugar público, señalado al efecto por la autoridad, coches u otros vehículos”). Sus respectivos sustantivos son ‘parqueo’ y ‘aparcamiento’.

*** 

Es norma ortográfica que a las voces monosílabas no se les marca el acento diacrítico (tilde). Sin embargo, cuando el mismo término desempeña diferentes oficios en la oración, se le debe marcar para determinarlos, por ejemplo, ‘si’, que lleva la tilde cuando es adverbio de afirmación (‘sí lo dije’) y pronombre personal de tercera persona (‘volvió en sí’), y no la lleva cuando es conjunción condicional (‘iré si no llueve’). Otro ejemplo, ‘aun-aún’*, cuyo empleo incorrecto es frecuentísimo: este adverbio lleva tilde únicamente cuando significa ‘todavía’ (‘aún estamos a tiempo...’); en los demás casos, no, verbigracia, ‘aun en los momentos más difíciles hay que tener esperanza’. Se puede reemplazar por ‘hasta, incluso, inclusive’. Y, para esta nota, ‘mas’, que lleva tilde cuando es adverbio de comparación (‘más vale tarde que nunca’) o de cantidad (‘más de mil’), y no la lleva cuando es conjunción adversativa, como en la oración siguiente, en la que su autor se la marcó equivocadamente: “Se le reconoce a la Alcaldía (...) que haya puesto los ojos en esta necesidad sentida, más no atendida...” (LA PATRIA, editorial, 18/7/2024). “...necesidad sentida, mas no atendida...” (‘pero no atendida’). Así, sí. * ‘Aun’ (monosílabo), ‘aún’ (bisílabo). 

***

Titular de Eje 21: “Efecto Trump impulsa al dólar por encima de los $4.000 en Colombia” (18/7/2024). Correctamente, “...impulsa el dólar...”, porque el complemento directo (acusativo) no pide la preposición ‘a’. Tiene excepciones, como toda regla, una de las cuales fue ignorada por la misma fuente en el siguiente titular: “Gran caravana humanitaria recorrerá Colombia para evidenciar el deterioro del conflicto” (24/7/2024): “...recorrerá a Colombia...”, construcción gramatical en la que la preposición determina el complemento.