Lo que sentí viendo el fabuloso especial de Caracol TV, evocando el título de Copa. Luis Fernando Montoya y “La Araña” Henao como símbolos de aquella bella época. Los momentos vibrantes y los puntos de quiebre. El éxtasis del título, los dramas de algunos protagonistas, las anécdotas distendidas del profe. Las dudas que acosaron y los derroches pasionales del público. Coctel para disfrutar en la pantalla con la autoría de un manizaleño, Javier Hernández Bonet.

La fiesta que vivieron los hinchas, esta semana, permitió un nuevo viaje placentero en el tiempo. Fueron tantos los sentimientos en torbellino que tocaron de nuevo las entrañas, con efectos profundos que perduran en la memoria.

Recorrido resbaladizo, escéptico, sembrado de dudas, con críticas para su fútbol, fue el del Once Caldas para el inolvidable y celebrado título de la Copa Libertadores.

El fútbol criticado con ironía, que no desdibuja lo ocurrido, es el que hoy llamamos contemporáneo, con el resultado como prioridad única, sin importar los caminos elegidos para lograrlo. El Once Caldas fue campeón legítimo y honesto con sus formas.
Al frente "El campeón de la vida", el profe Montoya.

Hábil para limpiar el vestuario, para encontrar una idea, para contagiar a los jugadores con su alcance, para fijar los objetivos ambiciosos, para plantear los duelos sin importar la jerarquía de los rivales.

Fue una noche, la del cierre ante Boca Juniors, de infartantes penales y corazones a mil, de fiesta y desenfreno, para no olvidar nunca. En el camino momentos gloriosos, de sustos y euforias. Enfrentados con el máximo esfuerzo, con goles y triunfos, contra pronóstico.
Las manos de Henao y la fiesta. ¡Qué Noche, aquella noche! Con gasto de energía sin ahorro, el público ferviente, retumbante, vibrante el país y los periodistas rendidos a los pies de los ídolos.

En el palco, ya en solitario, mientras las gentes abrazaban a los ídolos, el desenfreno en las calles dominaba, se encendía la rumba y por los altavoces del estadio sonaba el himno de Manizales, pensé en los efectos del triunfo. Tan mediocres fuimos, para gestionar los éxitos. En ocho años llegó la quiebra. Increíble, con los mismos exitosos dirigentes que llevaron al club y a la ciudad a la cúspide. Perdieron el norte.

Dile a tus abuelos o a tus padres, que te recuerden los momentos hilarantes de la gloria. Seguro estoy que ellos, como yo, derramaron algunas lágrimas.
 

El presente

Sin Dayro, los partidos amistosos. Marchó a Chicoral donde lo condecoraron con tremenda fiesta. Oportunidad para ver a Luis Hernández. Alejo García es el nuevo volante creativo. Arce desapareció de la faz de la tierra. Desempaca maletas Michel Barrios. La posibilidad de Daniel Ruiz, de Millonarios, se planteó, pero no despegó. Siguen los diálogos con Luis Sierra. Anduvo en América campeón, Junior y Nacional, donde jugó poco. Mediocampista de equilibrio.

Lucas Ríos, argentino, creativo del Cúcuta, excedido de peso, fuera de forma, aburrido en su club, afirmó que todo lo tiene convenido con el Once. Al Igual que el delantero antioqueño Jeffry Zapata procedente del mismo club.
El costo de traer a Boca Juniors a Manizales, 500 mil dólares. Dinero que, de tenerse, mejor es invertirlo en fichajes con clase. Comprensible el silencio del Club en el cumpleaños del título de Copa si se le respeta lo prometido al Profesor Montoya, para su homenaje en el futuro.
Insensibles frente a la felicidad de la afición son muchos porque no conocen las implicaciones de un título.