Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Es muy difícil vivir las festividades de fin de año cuando se está pasando por un duelo. La tristeza de los dolientes, en muchas ocasiones, les impide ir a alguna celebración familiar o de amigos. Ellos manifiestan que su mente se encuentra ocupada en el vaivén de los recuerdos, el dolor y la añoranza y a pesar de los ruegos y hasta regaños de los demás, deciden quedarse en casa o viajar a otros lugares solitarios, para aislarse del ruido y del bullicio.
Una mujer viuda, luego de treinta y dos años de compartir con su esposo, hijos y demás familiares estas festividades, decía:
- ‘No me siento capaz de participar ni festejar por ahora en nada. Mi esposo era el que más disfrutaba de estos encuentros, él siempre era el alma de las parrandas. No quiero que me vean llorando, ni amargarle las fiestas a nadie’.
Para las personas cercanas que quizás no han pasado por el duelo de una muerte, quizás no les sea fácil entender estas decisiones, pero la actitud que se debe de asumir es la del respeto y la comprensión. En algunos hogares para no perder el ritual del encuentro, se reúnen durante el día e inclusive en otras fechas, para así poder pasar algún tiempo con los dolientes.
Sin embargo, lo aconsejable sería, en lo posible, tratar de dejar de pensar en cómo irán a ser esos días, cómo se van a sentir, ya que estas preguntas aumentan el estrés y la ansiedad. Hay personas que no duermen imaginando esas fechas y mantienen diálogos internos, que son dañinos y afectan su salud mental.
Las tareas de autocuidado físico y emocional deben mantenerse en especial durante estas fechas:
- No hacer uso de medicamentos para dormir, si no han sido formulados por un profesional.
- Ser responsables con el uso de bebidas alcohólicas u otras drogas.
- Prestarse atención en el ejercicio físico, las salidas al aire libre para caminar.
- Tener una adecuada nutrición.
- Mantener amistades en las que pueda confiar y conversar, sin miedo a expresar lo que está sintiendo.
- Mentalizarse acerca de que tomar distancia del dolor por unos momentos, no significa ni olvidar, ni dejar de amar al ser querido y, mucho menos, culparse por ello.
Igualmente para paliar un poco esas ausencias, hay quienes tanto en Navidad, como en el último día del año, destinan unos momentos para hablar de la persona fallecida, simbolizar su recuerdo y honrar su memoria con palabras, anécdotas, comida, música y oraciones.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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