Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com

 

Quizás algunas personas se unen a otras como parejas, con la esperanza de que sus vidas van a ser óptimas, que se van a entender, a acompañar, a aprender a sortear dificultades y a fortalecer el amor y la confianza, de manera respetuosa y responsable. Es decir, a hacer propia la frase:…y vivieron felices.

Pero en la realidad no sucede así. Y lo que al principio podría ser parte de una ilusión agradable, con los días o los meses, se hacen evidentes una serie de quiebres, rechazos, fastidio, cansancio, monotonía, indiferencias; todo lo cual se torna -la mayoría de las veces- en insultos, maltrato físico y emocional.

Los fines de semana o los días de descanso laboral, se han convertido -para muchas parejas y familias- en días de presión y estrés emocional. Eso de compartir tiempo juntos, de no poder contar con la disculpa del trabajo, es agobiante para algunos de ellos, quienes preferirían más bien estar laborando, que pasar tiempo.

Esto le sucede tanto a hombres, como a mujeres; y poco a poco la frustración, la desilusión e inclusive los diferentes tipos de violencia, van haciendo parte de la vida doméstica, cotidiana, de la rutina familiar.

Según la Dra. Pascale Allotey, directora del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva de la Organización Mundial para la Salud (junio 2024): “La violencia de pareja comienza a una edad alarmantemente temprana para millones de mujeres jóvenes en todo el mundo. Dado que la violencia durante esos cruciales años formativos puede causar daños profundos y duraderos, es necesario darle más importancia en tanto que es un problema de salud pública, prestando atención especial a la prevención y a la prestación de apoyo específico”.

En Colombia, la violencia de pareja y la violencia intrafamiliar aumentan considerablemente año tras año y como dicen ahora, cada que se sube la estadística con una nueva muerte, esta noticia se torna viral y la gente comenta y juzga; y las autoridades responden lo mismo de siempre: ‘Se realizarán las más exhaustivas investigaciones’...y hasta ahí llegan estas noticias, lo cual denota sólo indiferencia, apatía y negligencia.

El aumento de las cifras sobre violencia intrafamiliar, expresa el develamiento del mundo ficcional, de concebir la familia como el paraíso del amor, la unidad, la protección y la seguridad. Un edén que enmascara una cotidianidad, atrapada en el vaciamiento de la intimidad, parafraseando a Eva Illouz (socióloga israelí en una entrevista con la BBC de Londres en el 2020), el cual es habitado diariamente por parientes (progenitores, cónyuges, hijos, hermanos, entre otros) que son, paradójicamente, los extraños y/o enemigos más próximos.

Paradójicamente y de manera muy puntual, es en las relaciones de pareja en las cuales, se vive un verdadero infierno. Vale la pena preguntarse entonces: así, ¿para qué mantener una relación?

Una joven recién golpeada y con una sutura de seis puntos en su cabeza afirmó en consulta que… ‘había que volver a perdonar’.

Y vivieron infelices…

 

* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.

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