Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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Alejandro Gaviria es conocido no solo por su vida pública como exministro de Salud, del Gobierno Santos, y de Educación, del presidente Petro, sino por su vocación intelectual. Su paso por la Rectoría de la Universidad de los Andes le dio la oportunidad de mostrarse también como un pensador riguroso. Algunos de sus libros exploran ideas en ámbitos tan disímiles como la sociología, la política o la literatura.
Al salir abruptamente del gabinete del actual Gobierno escribió un libro del que hablé ya aquí, La explosión controlada, sobre cómo actúa Petro, muy lejos de la tecnocracia en la que se crió Gaviria y de la que presume, las mismas formas que lo hacen lejano a los electores, por lo que muchos consideran que sería un buen presidente, pero seguramente no tan buen candidato, como ya le sucedió en la carrera al solio de Bolívar, en el 2022.
Por esa formación variopinta y sus incursiones en diferentes campos es que no sorprende que se aventurara a publicar un libro de ficciones, que al final son relatos cortos que se mueven entre el ensayo y el cuento, con disparidad en su calidad.
El desdén de los dioses llega después de ese maravilloso ensayo sobre Stefan Zweig, No espero hacer ese viaje, que nos cautivó a quienes somos seguidores del autor austriaco, por lograr hacer las conexiones con nuestro país y también por explorar la literatura de un grande de las letras de la historia universal.
Que el ensayo es el género que mejor le calza a Gaviria no quede duda. Es un lugar libre para plantear sus ideas, por eso en este libro le cuesta desprenderse del tono academicista y en tercera persona y por momentos olvidamos que se trata de ficciones, además porque varios de los relatos están basados en temas que ha tocado ya en otros textos de corte más intelectual, por llamarlos de alguna forma.
Presagios de un mundo apocalíptico es el sugestivo subtítulo del libro, que para un ateo y cientificista como Gaviria resulta interesante. Se trata de 16 relatos, que se inician con un proemio tomado de Jorge Luis Borges para concluir que la pesadilla es más atractiva que el sueño. Lo sigue una introducción en la que el autor nos explica que intentará en los relatos mostrar algunas paradojas de nuestro tiempo y lo que esto nos dice del futuro y, sin decirlo, nos insinúa que lo leamos en clave literaria, de metáfora de los tiempos que corren y bien lejos de las sentencias absolutas.
Las estatuas del sur, el primer relato, es un homenaje sentido a su padre por haberles abierto a él y sus hermanos las puertas de la inquietud, aunque se lea en clave literaria. Hay cuentos de ciencia ficción, de romance, alguno devaneos sobre ilusiones matemáticas y también está presente una sombra sobre el futuro de la democracia.
En fin unos relatos para ponernos a pensar en otras cosas de los tiempos que corren y de las incertidumbres que tenemos abiertas. Léanlo y #HablemosDeLibros.
Subrayados
* Decía que los historiadores eran como los comentaristas de fútbol que daban explicaciones estructurales según el resultado, olvidándose del azar.
* La matemática no lo prepara a uno para la vida. Al menos no para estas disyuntivas, para el aprecio y el afecto a una persona no lo prepara a uno para la vida.
* Cuando las pasiones y los intereses alcanzan cierta magnitud, los frenos institucionales dejan de funcionar.
* Todo proyecto de intervención cultural es solo un catalizador, no es el causante y originador de todo. Alimenta un proceso. Acelera el cambio. No nada contra la corriente, la aprovecha.