Hoy vamos a hablar de una persona que en su actividad diaria nunca olvidó la importancia de la labor social, dentro y fuera de la academia. Un ser humano que fuera de su alta calificación profesional, tiene un concepto de la solidaridad que sobrepasa todo lo pensable, realizándola con juicio, dedicación, amor y esmero.

Es recordado en la ciudad por sus determinaciones que cambiaron el rumbo de una facultad de la Universidad de Caldas, reconstruyendo paradigmas y estableciendo normas claras sobre el cumplimiento de las obligaciones de los docentes, sus reales implicaciones y el tiempo en el cual debían retirarse de la facultad, por cuestiones de edad avanzada y tiempo de jubilación adquirido.

Fue así como reubicó personal, estableció principios claros sobre el ejercicio de la docencia y dio por terminado el contrato de trabajo de profesores que llevaban mucho tiempo sirviendo bien a la ciudad, pero que ya habían pasado con muchos años el tiempo para jubilarse.

Eso le trajo no pocos problemas, incluida la amenaza de muerte que recibió en un anónimo, que después de investigarlo adecuadamente y con prudencia, se determinó que era uno de los profesores a los que les había dado por terminado su paso por la Universidad, un médico famoso que nadie imaginaría lo haría, por las cualidades que tenía, pero que lo hizo, motivado por la rabia que le produjo saber que ya no podría ser mas profesor de la Universidad.

Con él fui al Caguán para hablar con Manuel Marulanda, alias Tirofijo, y sus secuaces, para que sacaran del problema que tenían con el Estado a la sociedad civil, que como se volvió costumbre, es la que termina poniendo los muertos en una confrontación sin sentido, donde el Estado hace poco y los grupos subversivos son la fachada de grupos de mercenarios y narcotraficantes que atemorizan a toda la población por la falta de una acción contundente que los neutralice y los elimine como organización delictiva, a todo lo ancho y largo del territorio nacional.

Trabajó en el Hospital de Caldas, en el Departamento de Ginecología y Obstetricia, del cual fue jefe, siendo después decano de la facultad. Tenía su consultorio privado y trabajaba en la Clínica Manizales, cuando era una entidad funcional y exitosa.

Hablo del dr. Óscar Gómez Ceballos, un médico ejemplar y un ciudadano acrisolado, que dedicó toda su vida profesional al servicio de la gente.

Además ha sido un constante crítico de las políticas nacionales, que, con su burocracia indecente, derrumban las instituciones, se roban los recursos públicos, sin que les pase nada, en un país en el que los delincuentes mayores, gozan de impunidad por sus relaciones con esos altos mandos de la institucionalidad, que les sirven de cómplices a estos buitres que tenemos en Colombia.

El dr. Óscar Gómez Ceballos no cesa en su día a día de controvertir las políticas públicas y privadas, en las que hay corrupción y desgreño administrativo, siendo un ejemplo de eso que todos los ciudadanos en este país deberíamos ser, si en realidad nos preocupara nuestra patria como una sociedad justa.

Por gente como el dr. Óscar Gómez todavía tenemos esperanza de construir un país viable, en el cual haya muchos ricos, ojalá muchos más, pero en el que, sobre todo, no haya pobres de distintos grados, cumpliendo con los principios establecidos en nuestra Constitución.

Por todo lo anterior él es merecedor de todos los aplausos y reconocimientos de la sociedad en la que vive, a la que le ha dado honor y dignidad.