Gonzalo Duque Escobar

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@godues

Repensar a Manizales es un ejercicio casi ininterrumpido que hace nuestra benemérita SMP desde el 28 de junio de 1912, cuando en la Asamblea de Caldas ilustres dirigentes como Emilio Robledo, Juan Pinzón y Aquilino Villegas entre otros, toman esa decisión en tiempos en los cuales gracias a la industrialización del café se crean el departamento de Caldas (1905), la Normal Superior (1910), el Centro de Historia (1911), el Instituto Universitario (1913) y la Cámara de Comercio (1914).
La Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales, como entidad de carácter privado y sin ánimo de lucro que acaba de llegar a sus 112 años de vida activa, es una de esas instituciones que, aunque florecieron desde épocas tempranas en el siglo XX, y apenas ahora están amparadas por la Ley 1217 de 2008 que las regula y moderniza, fueron concebidas para facilitarle la participación ciudadana a quienes cultivan el civismo como valor supremo de la cultura urbana.
Si bien la fundación de la ciudad se dio en 1849 cuando 400 familias que habitaban el territorio estaban urgidas de una plaza de mercado, también el poblado primigenio fue en extremo pobre: no contaba con alcantarillado ni acueducto y las calles no estaban empedradas, lo que irá cambiando desde 1880 gracias al café, y sobre todo tras concluir la Guerra de los Mil días (1903) cuando Manizales ya piensa en educación, cultura y comercio.
Y empezando el siglo XX, cuando ya transitaban 10.500 mulas y bueyes, y el poblado se perfilaba como una gran urbe al pasar entre 1905 y 1918 de 24.700 habitantes a 43.203, pese a los pavorosos incendios de 1922, 1925 y 1926, no solo se concluyen el cable aéreo Manizales-Mariquita (1922) y el Ferrocarril de Caldas (1927), sino que con la reconstrucción el bahareque evoluciona en formas y contenidos conforme surge una arquitectura ecléctica de tipo republicano.
Igualmente, en la jurisdicción del actual Gran Caldas, al crearse la Federación de Cafeteros (1927), gracias a los Comités de Cafeteros y a la implementación del estado Keynesiano, se da la irrigación de los beneficios de la caficultura para dotar el medio rural de acueductos, escuelas y puestos de salud, y más adelante de vías rurales en el período de “las chivas y jeppaos”, y luego al electrificarse el campo.
Es que, si además de las vías al Magdalena (1939), del Occidente por Riosucio (1939) y a Salamina (1934), se crea la Universidad Popular (1943) que dará origen la U. de Caldas y a la Nacional, en una época en la que Manizales ya contaba con acueducto al construir la Planta Niza (1940) y la CHEC (1944), y la urbe lucía majestuosa por  obras como el Teatro Gran Olympia (1930), la Escuela Normal Superior (1940), y su nueva Catedral Basílica (1939) de 106 metros y en ferroconcreto.
Pero al irrumpir el monocultivo de base química con la caturra (1970), además de desmantelarse la caficultura que le dará soporte a la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero (2011), sustituyéndola por un modelo que los campesinos no pueden asimilar, además de la desmembración de Caldas (1967), se da la migración del campo a la ciudad, donde se ocupan las frágiles laderas para generar los pasivos ambientales que explican la creación de Cramsa (1974), Institución que se convertirá en Corpocaldas gracias a la Constitución de 1991.
Con la apertura económica (1991), además de cerrarse empresas que, durante el modelo de sustitución de importaciones preocupadas por amasar fortunas mediante altos precios y bajas calidades, no se prepararon, y de la implementación de un modelo de crecimiento económico a costa del medio ambiente, además de la informalidad y la corrupción, empieza la odisea del cambio climático incidiendo en un territorio deforestado, y sobre todo social y espacialmente fragmentado.
Finalmente, así en la ciudad la producción haya aumentado un 21% durante los últimos 10 años, se le haya reconocido su competitividad para hacer negocios y el haber  alcanzado el top en el Índice de Progreso Social del país, desde la SMP reconociendo la carencia de liderazgo colectivo, convocamos a las instituciones y a la dirigencia a trabajar por Manizales, convencidos de que necesitamos concertar acciones estratégicas y articular esfuerzos por su progreso integral.