Un ser que ama y se ama, jamás asume el rol de víctima, aunque alguien la haya lacerado.
Siempre su ser está centrado en el amor, reconoce su grandeza y se siente uno con Dios.
Quien se ama no anda mendigando cariño, y no acepta que le tengan pesar o lástima.
Quien ama y se ama, tampoco trata a nadie con pesar porque sabe que cada ser tiene dignidad.
Nunca juzgues a nadie. No envides su éxito y tampoco compadezcas su fracaso.
Es que no sabes qué es éxito ni qué es fracaso, desde una perspectiva espiritual.
Solo sabrás si es así cuando compruebes cómo manejó cada ser ese llamado éxito o fracaso.
Tu vida debe depender de lo que hay en tu interior, y no de lo que sucede en el exterior.