Dios mío, tú me ayudas a soportar la fatiga, vencer el abatimiento y olvidar el cansancio.
Tú me alegras cuando hay tristeza en el corazón, templas mi confianza, reanimas mi espíritu.
A tu lado todo es luz si estoy desilusionado, y me fortaleces para recuperar lo que he perdido.
Me recuerdas que con fe los esfuerzos no son estériles; Tú, Señor, alejas la melancolía y me confortas.
Me levantas, amado Dios, cuando caigo, me amas con amor tierno y me prometes tiempos mejores.
Me enseñas a aprender de mis errores, y tengo paciencia en un camino con penas y gozos.
Me conduces por el sendero recto. La vida nunca es inútil cuando el amor está presente.
Dios, me enfoco en amarme, amarte y amar a todos. Gracias por tu luz, tu paz y tu amor infinito.