Aunque la situación del país es cada vez más angustiante y las sombras que se ciernen sobre la economía, el orden público y la seguridad jurídica colombianas son espeluznantes, lo que vivimos en Manizales genera muchas esperanzas. Vemos inversiones en obras públicas que multiplican el empleo; proyectos de alto impacto con presupuesto aprobado; intenciones palpables de recuperación y desarrollo; y una Alcaldía empeñada en cumplir sus promesas saneando el municipio. Todo esto unido a la armonía entre el Gobierno departamental y el de su capital, participación activa de las entidades gremiales, y un deseo inmenso de reposicionarnos en el entorno nacional mediante el trabajo conjunto.
¿Qué falta?: Paz política. Y esta solo se logra a través del respeto, el trabajo honesto, los controles adecuados y entendiendo que en las campañas se lucha contra contendores que no pueden convertirse en enemigos eternos porque, para que la labor de los elegidos sea productiva, necesitan agruparse y fortalecerse.
Quiero entonces hacer una serie de reconocimientos de las labores de nuestros congresistas, y empezar por alguien que, increíblemente, me ha causado una grata impresión, a pesar de que ideológicamente no será posible lograr una identidad: Santiago Osorio.
¿Extraño? ¡Claro! Pero en el seguimiento de las labores parlamentarias me encontré con gestiones suyas por más de 200 mil millones de pesos en recaudo de cartera de EPS intervenidas, para entidades de salud que hoy respiran un aire diferente, como el SES Hospital de Caldas, Hospital Santa Sofía, Clínica Siquiátrica San Juan de Dios y otros hospitales del departamento. Igualmente encuentro una gestión importante para la expansión de la Universidad de Caldas en el oriente del departamento, y otra relacionada con IP Conexión Centro en una labor conjunta con la ANI, la Superintendencia de Puertos y Transporte y el Comité Intergremial de Caldas. Adicionalmente, los esfuerzos para el destrabe de Aerocafé que parece ya emancipada de las manos soterradas que lo han bloqueado y vilipendiado históricamente y, en buena hora, encuentra un camino para su construcción.
¡Al César lo que es del César! Y cuando los reconocimientos hay que hacerlos, pues se hacen. Porque nada nos ganaremos con alimentar inquinas y peleas intestinas en nuestro departamento, cuando lo que requerimos es gestiones tangibles, luchas importantes por lo nuestro, trabajo conjunto entre lo público y lo privado, y armonía entre contendores para lograr fuerzas de poder.
Es una realidad: Santiago Osorio es un buen representante a la Cámara, aunque con un defecto insuperable: es petrista. Pero lo es de frente, sin ambages, ni vergüenza. Y si gracias a su petrismo realiza gestiones importantes para Caldas y muestra labor en campos que requerimos con urgencia todos los ciudadanos, pues bienvenidos los resultados y exaltamos con nobleza sus realizaciones. Será él quien cargue con esa marca indeleble del petrismo. Si Santiago Osorio es el vínculo para que nuestro verdugo entregue soluciones al desarrollo de la región, reconocerle sus gestiones es lo mínimo.