A todos les compete la pregunta y compromete la respuesta. Faltan pocas horas, según los anuncios, para presentar al Congreso de parte del Gobierno el nuevo proyecto para reformar la administración e indicar las normas que acompañarán al deseo de tener una moderna legislación de las actividades de lo que inadecuadamente se ha llamado salud.
La salud no es un solo concepto. Es multidisciplinario en su génesis y soluciones a los diferentes planteamientos. De allí que salud es un término simplista. También hay que recordar que una faceta es la situación individual y otra la colectiva, frente a la obtención y permanencia en un Estado que evidencie una vida sana y digna. No hay ser humano perfecto, ni siquiera en una parte de su existencia. Como todo en biología, las personas atienden al devenir diario en medio de la complejidad del significado de vivir.
Calidad es una expresión que implica al menos 100 factores y ello es aplicable a la Medicina observada desde diferentes enfoques. El término Medicina no solo es la práctica médica, indica también, en general, las acciones ejercidas por diferentes profesionales y auxiliares tendientes a recuperar y mantener el estado de bienestar individual y comunitario.
La pregunta: ¿Cuál es la calidad de la Medicina que tiene la población colombiana?, ha sido enunciada varias veces y oportunidades. No ha sido respondida en términos adecuados. Es evidente que hay instituciones y personas que pueden afirmar, deben probar, que la calidad de la Medicina que ofrecen es óptima teniendo como referencia estándares rigurosos, evaluados continuamente. No hay institución que demuestre perfección absoluta y permanente.
En la calidad de la Medicina sólo una parte depende del médico y sus actividades regladas, previamente aceptadas por las instituciones y obligatorias para quienes laboran en ellas. Tampoco todo está reglamentado hasta el último detalle o contingencia y aquí reside la libertad de actuar ante lo no conocido, buscando conservar la vida del paciente. En donde debe imperar un mandato antiguo e irrebatible: Primero, no hacer daño. Aunque a veces, en medio del principio que indica que la Medicina es de medios y no de resultados, puedan comprometerse algunas funciones no vitales para mantener la vida.
Ni la tecnología avanzada; ni la estructura más moderna; ni los protocolos actualizados; ni el personal de salud más capacitado; ni las mejores finanzas; ni los indicadores más relevantes; ni los directivos más avezados; ni las oportunidades de queja y reparación; ni los insumos adecuados y suficientes; ni la cobertura; ni la sola visión, real o supuesta, de la sociedad: pacientes, familias y ciudadanos; definen por sí solas la calidad de la Medicina que reciben los colombianos.
Entonces, surge nuevamente: ¿Es de buena calidad la Medicina en Colombia? La respuesta no es fácil, pero debe conocerse y corresponde a entidades, grupos y personas, independientes sin cruce de intereses, pero expertos en los temas.