De cara a un nuevo año es obligatorio referirme a la ganadería con la fuerza del propósito, y al país con la incertidumbre del deseo. Como presidente de Fedegán creo en una ganadería moderna, rentable y sostenible, como una gran contribución a la recuperación del campo y a la paz, aunque veo que los problemas del país necesitan mucho más que nuestra contribución.
Durante 2023, gracias a nuestro esfuerzo por preservar el estatus de país libre de fiebre aftosa, se abrió el mercado chino para la carne bovina y la meta para 2024 es abrir el de Estados Unidos y seguir llegando a otros destinos con carne y animales en pie, estos últimos a pesar de los ataques a una actividad que cumple los protocolos sanitarios y de bienestar animal.
Durante 2023 avanzamos en la transformación hacia una ganadería sostenible a partir de Sistemas Silvopastoriles, con programas de Ciencia, Tecnología e Innovación orientados a ese objetivo, logrando el Sello Ambiental Colombiano Icontec para ganadería sostenible. En 2024 profundizaremos el cambio cultural y avanzaremos en el tecnológico y en el apoyo del Estado, pues una transformación tan sustancial supera el esfuerzo ganadero.
En 2023 consolidamos nuestras comunicaciones para brindarle al ganadero información y asistencia técnica virtual, y para unirnos en temas como la invasión de tierras, a través de Brigadas Solidarias Ganaderas, como opción de apoyo pacífico entre ganaderos y a la Fuerza Pública, aunque atacadas por la izquierda y algunas entidades del Estado. Para 2024 ampliaremos nuestra comunidad virtual, con más de 400.000 ganaderos en más de 5.000 grupos de WhatsApp, y relanzaremos nuestro periódico virtual “Contexto Ganadero”.
Frente al país, al margen de la necesidad de que el Estado y la sociedad vuelvan los ojos al campo, como asunto de equidad y condición de paz, no jugaré a la bola de cristal con la economía, sino que me limito a unos temas específicos.
El primero tiene que ver con el acuerdo con el Gobierno para la compra de tierras ganaderas para la Reforma Agraria, que hemos honrado con más de 600.000 hectáreas ofrecidas a través de Fedegán, y que honraremos, así no esté en nuestras manos, la compra ni el compromiso de acompañamiento a los beneficiarios con proyectos productivos.
Nos preocupa la inseguridad rural, el regreso del secuestro y la extorsión que nunca se fue, además del futuro de las negociaciones con el Eln, en las cuales participo como presidente de Fedegán, con aprobación del pleno del Congreso Nacional de Ganaderos de 2022.
No ha sido fácil, sobre todo por la contradicción entre lo acordado en la mesa y las declaraciones del jefe del Eln, frente a un país que, por esa vía, no superará el escepticismo sobre un proceso que tanto apoyo necesita.
Aun así, aunque la meta es importante, lo más importante es no detenerse. El campo y la paz lo merecen como augurio de un mejor año nuevo.