Manizales, la ciudad de las neblinas eternas, se encuentra en un momento crucial de su historia. La creación de la Facultad de Inteligencia Artificial (IA) en la Universidad de Caldas es un paso audaz hacia el futuro, pero también nos enfrenta a desafíos inesperados. En este contexto, es fundamental analizar cómo la IA puede beneficiar a nuestra comunidad y, al mismo tiempo, evitar su politización.
La IA tiene el potencial de transformar nuestra ciudad en múltiples aspectos. Por ejemplo, en el ámbito de la salud y el bienestar, la IA puede mejorar la atención médica, desde diagnósticos más precisos hasta la optimización de recursos hospitalarios. Imaginemos una Manizales en la que desde la capital caldense ofrezcamos servicios de salud innovadores y precisos al mundo. Acá vuelvo a traer una frase que le escuché a Bruce Mac Master hacer unos años refiriéndose a Bogotá, era algo así: “la desventaja competitiva de vivir en montañas y estar a cientos de kilómetros del mar, se desaparecen cuando aprovechamos oportunidades de servicios”.
Además, nuestra región es agrícola por naturaleza, y aquí es donde la IA puede marcar la diferencia. Ayudando a los agricultores a predecir plagas, optimizar el riego y aumentar la productividad, se podría convertir a Manizales en un modelo de agricultura inteligente. En la movilidad sostenible: La IA puede optimizar el transporte público, reducir la congestión y disminuir la huella de carbono. Manizales podría convertirse en un modelo de ciudad inteligente, para movilidad y sostenibilidad.
La Universidad de Caldas ha dado un paso crucial al crear esta Facultad. Los estudiantes tendrán la oportunidad de explorar la IA desde una perspectiva interdisciplinaria. La colaboración entre ingenieros, matemáticos y expertos en ética es esencial para un desarrollo responsable de la tecnología.
Sin duda, la incongruencia en los mensajes políticos es un tema que merece atención. El presidente y su ministro han expresado opiniones divergentes en relación a la IA. En ocasiones, Petro la ataca, mientras que en otras la apoya, y el ministro la ve como una posibilidad de inversión. Petro, por su parte, enfatiza la importancia de la justicia social. No obstante, preocupa la politización de la academia. Hay opiniones que señalan a funcionarios de la Universidad utilizando este trabajo como plataforma política. Esto socava la integridad de la investigación y la educación. La academia debe ser un espacio neutral, libre de agendas partidistas, en la cual se fomente el conocimiento y la excelencia.
La IA no debe ser un campo de batalla político. Al politizarla corremos el riesgo de perder de vista su verdadero propósito: mejorar la vida de las personas. La tecnología no tiene afiliación política; su objetivo es resolver problemas y crear oportunidades. Manizales tiene una oportunidad única de liderar en el campo. Debemos abordarla con responsabilidad y visión a largo plazo. La politización no debe nublar nuestra comprensión de sus beneficios y desafíos. Como sociedad, debemos aprender de la IA y encontrar un equilibrio entre la innovación y los efectos que debe tener en la sociedad, es una herramienta poderosa; depende de nosotros cómo la utilizamos.