En una columna pasada reflexioné sobre la silver economy como una oportunidad dorada para Caldas. Hablamos de las inmensas posibilidades económicas y sociales que surgen de atender a una población en crecimiento: los adultos mayores.

 

Sin embargo, mientras en Manizales esta conversación sigue siendo una nota al margen, Bogotá ha decidido tomar la delantera.

 

A finales de febrero, la capital será sede del primer congreso empresarial de la silver economy en Colombia. Este hecho debería encender las alarmas en Manizales y Caldas.

 

¿Cómo puede ser que una región cuya población adulta mayor es proporcionalmente mayor a la de Bogotá no esté liderando esta discusión?

 

Si hay una ciudad que debería ser pionera en esta economía, es Manizales. Tenemos las condiciones: universidades destacadas, un sector público que reconoce el tema en su plan de desarrollo, una caja de compensación proactiva, gremios organizados y un empresariado innovador. Pero nos estamos quedando atrás.

 

Es crucial entender que la silver economy no es solo un tema de servicios para adultos mayores; es una economía integral que abarca salud, educación, turismo, vivienda, tecnología y mucho más. Las oportunidades ya las mencioné en mi columna anterior, pero lo que falta ahora es acción.

 

En lugar de liderar esta agenda, permitimos que otras ciudades, con menos razones demográficas y estratégicas, ocupen ese lugar.

 

Es un error que debemos corregir antes de que sea tarde. Lo que necesitamos es simple pero urgente: reunirnos. Convocar mesas de trabajo con todos los actores relevantes -la Alcaldía, universidades, la Cámara de Comercio, fundaciones, gremios y empresarios- para definir una hoja de ruta clara.

 

La pregunta no es si Caldas debería ser un referente en la silver economy, sino cuándo empezaremos a actuar para que así sea. Cada día que dejamos pasar es una ventaja que regalamos a otras regiones.

 

No se trata solo de organizar un congreso, aunque sería un buen inicio, sino de coordinar esfuerzos para convertir esta economía en un motor real de desarrollo para el departamento.

 

Caldas tiene todo para destacar en esta economía: el talento académico, la experiencia organizativa y, sobre todo, una población que lo necesita. Pero no podemos permitir que estas fortalezas se diluyan en la inacción.

 

Aún estamos a tiempo, pero debemos empezar ahora. Si queremos que la silver economy sea una realidad en Caldas, no podemos seguir esperando.

 

Que Bogotá nos haya tomado la delantera es un llamado de atención. Ahora es nuestro turno de demostrar que no solo sabemos reflexionar, sino también liderar.

 

Que este sea un año de acción y compromiso colectivo. Si ven que algo puedo aportar, estoy

dispuesto a hacerlo.

Juan Martín Dussán López