Nada es más molesto que tener un compañero de trabajo que quiera generar malestar y disgustos con comentarios malintencionados y chismes. De las 150 sesiones posibles, tanto ordinarias como extraordinarias, que el Concejo de Manizales puede llevar a cabo en 2024, hasta la fecha hemos realizado aproximadamente 115. En estas jornadas, se han aprobado alrededor de 30 acuerdos municipales. Menciono “aproximadamente” porque, mientras redacto esta columna se están socializando y discutiendo cuatro proyectos de acuerdo más.
En un tiempo récord, durante octubre, pero con la responsabilidad y rigurosidad necesarias, se llevó a cabo el proceso de socialización, debate y votación del presupuesto municipal para 2025, así como de un empréstito por 120 mil millones de pesos destinado a infraestructura en el municipio, destacando un debate amplio y prolongado en la Comisión Segunda, en la cual se brindaron todas las garantías para manifestar dudas y requerimientos a la Alcaldía.
Para que este escrito también sirva como rendición de cuentas, debo mencionar que aprobé el presupuesto, esperando que se pueda ejecutar de manera óptima el Plan de Desarrollo aprobado en mayo, pero voté en contra del empréstito porque, a mi juicio, se usaron los mismos argumentos que en la administración pasada, la cual dejó endeudada a Manizales y con crisis en algunas entidades descentralizadas.
Con las cifras mencionadas resulta imposible sugerir, lastimosamente, que en el Concejo hay un “plan tortuga”. Podríamos preguntarnos para qué sería un plan así, a quién le beneficiaría y cuál es la necesidad de hacer esos comentarios que solo buscan desacreditar a esta entidad y generar confusiones. Este “plan tortuga” ha mostrado una velocidad de liebre y resultados que son innegables.
Lo que sí hay que señalar es que a este Concejo le han hecho falta debates de control político, no por falta de propuestas, sino por falta de voluntad para que se puedan realizar. Con tristeza hay que decirlo: este año ha sido desafortunado para el Concejo, en el que la mayoría de las noticias han sido negativas; afortunadamente, este año está por concluir. Esperamos que quienes lleguen a la Mesa Directiva den garantías para el debate.
El control político es responsabilidad de todos los concejales y forma parte de la razón de ser del Concejo. Por esta razón, y aunque la mayoría de los concejales son de la bancada de Gobierno, se debe realizar con mayor compromiso, ya que ser de Gobierno no significa ser un apéndice de la Alcaldía; significa que deben exigir los mejores resultados a la Administración que apoyan.